Campomanes - Busdongo (11/10/92)

La noche ha sido bastante tranquila, solo los ronquidos del grupo –cada vez más numeroso- alteró el descanso en contados momentos. Los zumbidos fueron en algunos casos como auténticos truenos. Algún que otro utensilio salió volando en la dirección del concierto y hacían callar la orquesta para volver a resoplar –con más fuerza si cabe- que cuando iban acompasados. Sin embargo yo no me puedo quejar, desde mi sitio, quizás el ruido fue menos molesto, y algo, bastante, he dormido, en comparación con otros días.
Pasa el tiempo y la gente se prepara, se desinflan las colchonetas y se colocan las mantas y otras pertenencias en la bolsa grande que los compañeros de intendencia trasladarán en el camión hasta Busdongo, donde hoy finaliza la jornada.
Pronto llega el alcalde Enrique Lobo, desayuna con nosotros. Café, bollos, mantequilla, bocaditos de jamón y queso, en cantidad más que suficiente. En autobuses se recorren los aproximadamente 5 kilómetros que nos separan de la salida en Campomanes. Cuando llegamos ya están esperando varios compañeros de Ensidesa, entre ellos Paco Baragaño y varios miembros más de la Unión Regional de la USO de Asturias.
Paco, prometió volver para hacer esta etapa y se encuentra en la salida. Igualmente varios ediles de IU en el ayuntamiento de Avilés y el alcalde Víctor Álvarez León, de Corvera, junto a uno de los sacerdotes más queridos en la zona avilesina, el párroco de La Magdalena, D. Julián Ron.
Cuando el reloj marca las 9:30 horas de la mañana se inicia el recorrido con puntualidad inglesa. Sin apenas darnos cuenta la cabeza de la columna se encuentra a la entrada de Puente de los Fierros donde estaba programada una parada de diez minutos. La parada no se hace, los cuerpos están calientes y se tiene pánico al frío. Desde balcones y ventanas, como a pie de la calzada, los vecinos nos animan con frases elogiosas del tipo de : “¡Viva la madre que os parió!” o más reivindicativas como: “¡Asturias está con vosotros!”.
-Sito ¿cómo vas?
-¡De puta madre!
Los vehículos de apoyo se han colocado estratégicamente a partir de los primeros kilómetros de iniciada la subida, están cargados de refrescos, frutos secos, yogures, natillas y productos esenciales para combatir el cansancio como las bebidas isotónicas. Al ser más los caminantes, con la incorporación de quienes se acoplan a la marcha en este día, se nota y mucho, por el gran consumo de estos productos detallados anteriormente. Cada vez que es necesario los vehículos se acercan hasta Busdongo donde se encuentra el camión-almacén para reponer lo gastado. Hoy, los agentes de tráfico han aparcado las motocicletas, caminan junto al resto de marchantes, sólo quedan en los vehículos de la Benemérita los conductores. En cabeza, el teniente, el sargento, y tres agentes, abren la marcha de los trabajadores. En la parte de atrás media docena de guardias cierran la columna junto a los más rezagados.
El destacamento de Tráfico hoy ha doblado los agentes en la etapa, no por necesidad, simplemente por tener cubierta la totalidad de la columna. Todos ellos van en la marcha como uno más de nosotros, desde la salida en Oviedo no nos han abandonado, son los mismos del inicio, han hecho un trabajo que consideramos como muy profesional, nadie nos ha molestado y hoy están bastante más atentos, si cabe, por lo peligroso del trayecto. Al ser festivo el tráfico es más voluminoso en ambas direcciones, pero sucede una cosa imprevista, los vehículos que llegan a nuestra altura por la parte de atrás, se detienen, sus ocupantes se apean y se incorporan a la marcha puerto arriba. Son pocos los que adelantan, y no es porque no puedan hacerlo, es porque no quieren. Lo mismo sucede con varios de los que se dirigen a Oviedo, se apean, hacen unos kilómetros al contrario y más tarde tienen que descender lo andado para recoger su vehículo.
Al cruzarse algún camión con nosotros, sus sonoras bocinas atronan fuertemente en señal de saludo. En el engañoso descanso que existe poco antes de Flor de Acebos, una vez coronada La Romía, un parroquiano de Los Llanos de Somerón, Gumersindo, ha instalado una pequeña mesa y junto a ella unas enormes hogazas de pan. En las rebanadas cortadas, unta una excelente miel que llama la atención por su pureza de color y la ofrece a todo quien la desea. ¡Maldito azúcar!. Otra vez tengo que aguantarme. Quien la toma dice que está exquisita. Sin tiempo para detenerse, sólo el suficiente, quien lo quiere, recoge el manjar y lo saborea sobre la marcha.
Manolín, es quien no puede aguantarse; da la vuelta después de unos 200 metros y recoge otra rebanada. Manolín trabaja en el Semicontínuo de Avilés, es un muchachote regordete, con un corazón tan grande como su cuerpo. Bonachón donde los haya y siempre dispuesto para cualquier cosa en la que su presencia sea necesaria. De niños estudiamos en los Padres Dominicos de La Felguera, tenemos muy buena amistad y hermosos recuerdos de aquella época. Al trabajar en la misma factoría y cumplir el servicio militar en la misma compañía, nunca hemos dejado de tener contacto. Todavía me acuerdo cuando en su 600 nos desplazábamos hasta el Ferral del Bernesga y más tarde al cuartel de Caballería Acorazada Almansa, en León, donde cumplimos con nuestros deberes militares con la Patria. Éramos cinco de Avilés y cada semana llevábamos el coche uno de nosotros, cuando era el turno de Manolo además de ir como sardinas en lata era cuando más paradas hacíamos.
Los voluntarios de Cruz Roja, coordinados por Juan Campa, que no tienen la responsabilidad de conducir las ambulancias, también hacen el recorrido a pie. Se colocan por entre la amplia afluencia de gente interesándose y atentos al menor problema de desfallecimiento. No son apreciables sus intervenciones, los más machacados en la maratoniana jornada de ayer, -mas bien por el nefasto día que por el kilometraje-, están totalmente recuperados. Los agentes de Tráfico velan por la seguridad tanto al principio como al final de la columna, todo está controlado y con más que suficientes efectivos. Las ambulancias circulan al final, al paso de los caminantes, y tras el último de los compañeros, por si fueran necesarios sus servicios. Más de quinientas personas caminan en el día de hoy y con el proceder de los ocupantes de los vehículos antes comentado, en momentos puede que se llegara a las seiscientas o más.
Por medio de la megafonía se avisa para que la gente se ponga las prendas de abrigo, en el alto del puerto hay intensa niebla y una brisilla que corta. Con el cambio brusco de la temperatura, muchos pueden sentirse afectados por el cambio repentino. Pasar de la lluvia, -con temperatura no muy fría- al frío castellano puede ser una bomba en los sudorosos cuerpos maltrechos por el esfuerzo. Las últimas jornadas han sido muy duras y las gripes o resfriados están a la vuelta de la esquina.
A la altura del mesón Pajares, en el aparcamiento, algunos se detienen a reponer fuerzas con algún bocadillo que otro. Los más, continuaron la ascensión con el temor de que si paraban no podrían continuar. En este punto se incorpora a la marcha el diputado regional de IU, Antón Saavedra. Gaspar Llamazares lo hizo algo más tarde, y también el representante de esta formación política en el Congreso, Manuel García Fonseca, El Polesu.
Para Guillermo Ballina, máximo responsable de la federación regional del Metal de CC.OO, -“el esfuerzo de los metalúrgicos de Ensidesa merece la pena puesto que la causa es de lo más importante”. Todos criticaron el diseño industrial del Gobierno y Llamazares manifestó que: -“cuando unos hombres y mujeres –en la marcha de hierro hicieron todo el recorrido de Asturias a Madrid cuatro compañeras- hacen un esfuerzo tan grande como la marcha, algún ministro medianamente sensible, aunque no sea de izquierdas, se dará cuenta de que este problema está muy enraizado en Asturias”
A partir del mesón Pajares, el paso aún fue más vivo y animado, la miel parecía surtir a los caminantes de una inyección vigorosa dando síntomas de ligereza a las piernas. Gumersindo, el amigo apicultor que facilitó el manjar, acertó con la dieta y volvió con su tenderete de avituallamiento un poco más arriba.
-Sito, ¿cómo vas?
-¡De puta madre! Esta miel fai milagros JR, me espetó Sito con la gracia que le caracteriza.
Por este lugar, Paco Baragaño, iba bastante bien, aún no acusaba su rodilla el esfuerzo de la caminata. Sólo tomó un refrigerio y otra vez a la ruta. Eduardo Donaire, secretario general de la UGT de Asturias, también daba muestras de cansancio, pero continuó y se sentía sorprendido por la impresionante moral de los trabajadores en la difícil etapa.
Como he dicho anteriormente, muchos de los compañeros no quisieron parar y siguieron su camino con la mirada fija en el frente y el miedo a desfallecer. Al acercarse a las rampas que los indicadores marcan con un 17% de desnivel, ya sobra todo, el bastón, la mochila y hasta la ropa, a decir de más de uno. El vaho del aliento, acompañado del que soltaban los cuerpos hasta empañaba la visión. Los rostros tensos, goteando sudor a consecuencia de subir la rampa asesina, y el desnivel, no hizo mella de desaliento en nadie. Todos continuaron hacia arriba sacando, en muchos casos, fuerzas de no sé sabía donde. Las piernas no traicionaron al alma y el corazón mandaba más que las fuerzas. A pesar de todo el sufrimiento, los últimos 150 metros, donde la cuesta es más liviana, se hicieron hasta coronar el puerto al son del “Asturias patria querida” y el cántico, también muy popular, del “Adiós con el corazón, que…”
En el límite de provincia, un pequeño alto para la despedida de Enrique Lobo, quien nos acompañó desde que entramos en el concejo de Lena en todo momento, abonando su Ayuntamiento todos los gastos ocasionados durante los dos días de permanencia. Con unas sentidas palabras y bastante emocionado nos dijo:
-“En Campomanes me di cuenta de que no erais unos excursionistas, sino unos auténticos hombres de acero. En lugar de marcha de hierro, ésta es una marcha de acero”
Con los máximos deseos de éxito en nuestra lucha y el “¡Puxa Asturias!”. Lobo se despidió y sonó una gaita con tonos muy diferentes a los del desaliento.
Todo es jolgorio y fiesta en el corto recorrido que nos lleva a la localidad de Busdongo, donde, a parte de los que forman el grupo, les esperan los autocares que les trasladarán al Brañillín donde pernoctarán. Más tarde, sobre las 20:30 horas, serán de nuevo recogidos para bajar a la cena en los dos restaurantes del pueblo. El albergue donde nos quedamos compañeros de la USO y de CC.OO no está todavía acondicionado, falta el equipamiento de muebles pero las habitaciones están limpias y tienen una buena calefacción. Hacemos grupos para ocupar los locales y en uno de ellos se coloca a los componentes de la orquesta nocturna. Posiblemente haya que apuntalar las paredes, ya les contaré...
Como diariamente los voluntarios de Cruz Roja, reforzados en esta ocasión por el destacamento que tienen en La Robla y varios médicos que se han puesto a nuestra disposición desinteresadamente, cuidan y curan los pies de los marchantes afectados y cuidadosamente al cabo de más de tres horas de intenso trabajo, quienes lo han necesitado, están listos y masajeados.
Durante la cena, los comentarios van en el sentido de ¡ya estamos en Madrid! o ¡Madrid, ¿dónde está?. Hay quien se siente más eufórico como Sito y con aire triunfalista suelta: -“si me apuras un poco, continúo y me planto en la capital de España con ocho días de adelanto”.
Hasta bastante bien entrada la tarde, -puesto que mañana es festivo y no hay mucha prisa-, quienes han venido expresamente para la etapa de hoy, no tienen prisa para el retorno a sus correspondientes domicilios. Paco Baragaño llegó desfallecido, logró su objetivo que no era otro que acabar la etapa y ahora acusa el esfuerzo. A duras penas se le convence para que se vaya. Necesita recuperarse y mejor que en su casa en ninguna parte. Con gestos de dolor se sienta en el coche, no sin antes prometer volver para caminar algún día más. Todos sabemos que en su interior el preferiría estar aquí, junto a todos nosotros. A pesar de la cara de pena que vislumbramos, nos dice adiós forzando una sonrisa. Aunque físicamente no esté, en nuestro corazón, al menos en el mío, sí que está. Siempre he tenido recuerdos para los compañeros, y él, ocupa un lugar importante.
-¡Adiós Paco, nos vemos!.
Nuestro secretario General lo prometió en Oviedo y lo cumplió. Finalizó la etapa como uno de tantos, no quiso nada de agasajos ni fiestas, y como vino se fue, sin hacerse notar, sencillamente como un trabajador más, “como uno de los grandes sindicalistas que toda su vida la dedican a luchar por los derechos de los trabajadores. Subió el Pajares a pesar de sus mermadas facultades físicas de rodilla y el descanso se lo tiene más que merecido.
-¡Gracias, Paco!
Miguel Flores, Jorge, Baldomero, Antonio, etc. Hoy están a sus anchas en la habitación que Víctor les ha colocado. También ha preparado unos puntales por si es necesario sujetar las paredes. Este grupo, juntos en una habitación son temibles. Seguro que con sus ronquidos, aún estando en un lugar propicio para el avistamiento de osos, estos hoy, ni se acercan.
Víctor, es uno de los compañeros de la sección Sindical de la USO en Ensidesa-Avilés. Al principio, en Oviedo, comenzó andando, al llegar a Mieres estaba roto, muy fastidiado y a punto de retornar a casa. Al día siguiente por más que intentó salir, no pudo. Se le convenció para que se hiciese cargo de la intendencia de nuestro grupo y aceptó. Menudo acierto que tuvimos, lo está haciendo fenomenal, no se le escapa ningún detalle y lo tiene todo colocado y en orden cuando arribamos al final de las etapas. El reconocimiento a su trabajo se lo demostramos con bromas y comentarios cariñosos, está pendiente hasta del más mínimo movimiento que suceda. Víctor, es el hombro de los llantos de las necesidades que se presentan, no sabemos como se las arregla pero todo lo que se le solicita, lo consigue. Está ojo avizor a lo que se mueve y se entera de todo primero que nadie.
Mi cuñado Baena, es la persona más feliz del mundo cuando se trata de dormir. No hace más que apoyar la cabeza dentro del saco y al segundo está grogui. El ni siente ruidos, ni ronquidos, no se entera de nada, nunca he visto persona que tenga tanta facilidad para conciliar el sueño, hay que verlo para creerlo. Muy diferentes de él somos Curro y yo; como no paramos de dar vueltas decidimos salir del cuarto al pasillo y fumarnos un cigarrillo. Es casi media noche y todo está en silencio salvo, la habitación de los turborreactores. Una cosa es contarlo y otra muy distinta escuchar los ruidos y sonidos que a través de las paredes se escuchan, nadie se imagina lo que producen, bien parecen seis camiones de gran tonelaje subiendo el puerto cargados a tope y con el escape libre. No pretendo que nadie me crea pero, una cosa es contarlo y otra muy distinta vivirlo en directo.
Hay luna llena y está helando. El cielo está limpio y lucen millones de pequeñas estrellas. Mañana es La Pilarica, llegaremos a La Robla ¿cómo seremos recibidos?. Si se produce la llegada en el tiempo previsto, sobre las 16:30 horas, nos dará tiempo a dar una pequeña vuelta por la localidad. Esperemos que todo transcurra con normalidad y no surja ningún problema.
Peral, Genaro, José Luis y Martín, siguen en forma. No hay más que verlos al finalizar la etapa. El día ha sido duro, eso sí, menos de lo que se pensaba. Las curas han sido del mismo diagnosis de anteriores jornadas, a partir de ahora, al decir de los expertos, habrá que tener cuidado. Los problemas musculares pueden aparecer en cualquier momento y eso es más peligroso. Hasta el día de hoy solo se contabiliza una baja y esta no es por lesión. A un compañero se le falleció su madre, no lo sé cierto, apenas oí un pequeño comentario. No sé si es de los que salimos de Oviedo o de los que hicieron la etapa de hoy. Mañana me enteraré.
Acabado el cigarrillo, yo a lo mío cuando llega la medianoche o un poco antes, El Larguero, Joserra ya está en antena…
No tengo más que decir, es mi droga de cada noche y además, la que menos me fastidia.

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