UN AÑO PARA LA HISTORIA DEL SINDICALISMO ASTURIANO
José Ramón Andrés Álvarez
Militante de la Unión Sindical Obrera
USO



Navegando por Internet, me dio por poner en el buscador “Marcha de Hierro”, más bien por recordar algo de aquel tiempo en que en Asturias se vivía la mayor crisis de la historia de la siderurgia y los empleos corrían un serio peligro de desaparecer. Cuestión que al final, de una forma encubierta en prejubilaciones anticipadas y otros tejemanejes legales, se logró hacer por los distintos gobiernos de turno sin que les haya costado un duro. Por naturaleza, la gente se va haciendo mayor y por ley de vida desaparece, con ello, a su vez, quedan viudas con pensiones irrisorias e hijos sin ninguna posibilidad de recuperar los empleos perdidos a causa de la tan mencionada “reconversión industrial”.
Mi sorpresa ha sido que a pesar de la repercusión que en su día tuvo esta movilización sindical, muy poco, por no decir nada, se encuentra escrito en este medio tan en boga hoy en día, y es por ello que bajo mi punto de vista, la “Marcha de Hierro” debe de tener un espacio más amplio y algunos capítulos más de lo que realmente se encuentra plasmado. Es por ello, que partiendo de unas notas que escribí, antes, durante, y, tras la movilización, me decido a reflejarlo en este blog sin pretensión alguna, más que la simple ambición de que se conozca algo más de lo que pasó en aquellos días, siempre teniendo en cuenta, que es una visión muy particular mía, de lo que yo viví, y de cómo lo vi.
Ensidesa estaba contra las cuerdas y los sindicatos, todos de acuerdo sin excepción alguna, decidieron echar el resto para afrontar el último asalto. Si el problema era que en Madrid no se escuchaban las peticiones de Asturias de continuidad de la actividad siderúrgica, la solución era simple: presentarse en la capital de España y decir las cosas en persona a quien correspondiese.
Ni cortos ni perezosos el día 9 de octubre del 92, una fecha donde la lluvia calaba hasta los huesos, cerca de 300 siderometalúrgicos partían desde Asturias con un marcado objetivo, la defensa de la siderurgia y la de sus puestos de trabajo. La llamada "Marcha de Hierro" contó en la salida con el apoyo y entusiasmo del pueblo asturiano que, conjuntamente con representantes políticos y sindicales, acudieron a Oviedo para dar el aliento a quienes aún tenían por delante 18 días y más de 500 kilómetros para la llegada a Madrid.
Me ha tocado sufrir -al igual que al resto de participantes-, las inclemencias del tiempo, la dureza del camino, el descansar en sacos de dormir sobre una colchoneta en lugares tan inapropiados como casas del Pueblo; pabellones deportivos; escuelas; sedes de los sindicatos y el madrugar sin apenas descanso, además de un largo etc. Todo ello, sin lugar a dudas, resultó en mucho amortiguado por los compañeros que formaban parte de la infraestructura organizativa y la intendencia configurada por las organizaciones sindicales y los voluntarios de distintas empresas como Carbónica Avilesina, que por parte de su Gerente desplazó a este acontecimiento a dos de sus más eficientes operarios: Pepe (al que bautizamos como el del agua) y su compañero Antonio Ferrer, quienes junto a los miembros de la Cruz Roja, que coordinaba Juan Campa y los Fisioterapeutas que voluntariamente se incorporaban a la marcha, acabaron siendo, además de imprescindibles, de los más queridos y apreciados.
Me ha tocado sentir la emoción que la Marcha de Hierro generaba cuando los vecinos de los pueblos por donde pasamos salían a la calle ofreciéndonos, además de su cariño, toda clase de productos para mitigar nuestro cansancio. Emotivo también resultó el que compañeros, amigos y familiares, participaron con nosotros en la caminata como el día de Valladolid, o el reencuentro con los compañeros del País Vasco en Pozuelo, el día antes de la finalización y que tuvo su culminación con la llegada a Madrid el día 26 de octubre.
Por muchos años que pasen, el recuerdo de las emociones que generó la marcha de hierro aún siguen vivos. Por ello, es por lo que quiero contribuir a los mismos con esta particular visión y donde intento reflejar lo que fue esa movilización que marcó historia en cuanto a las formas de lucha a partir de entonces.
Sin más preámbulos, para mí la historia comienza aquel día en que…

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