León - Valencia de Don Juan (14/10/92)

El miércoles 14 de octubre de 1992 amanece con una densa niebla que no se irá diluyendo hasta pasadas las horas centrales del día. Tras el recibimiento en León y a pesar de la gran cantidad de asistencias que se tuvieron que hacer en las piernas de los caminantes, los metalúrgicos se levantan con el ánimo alegre y dispuestos, cuanto antes, a finalizar la etapa del día con destino Valencia de Don Juan, una de las más largas de todo el recorrido.
Manolo Zaguirre, con su presencia en la etapa de ayer ha dejado entre nosotros la muestra de su apoyo incondicional y solidario, señalando a los medios informativos su esperanza en que -“tanto la CSI como el ministerio de Industria reconsideren su postura y retiren el plan de Competitividad que es un auténtico plan de exterminio contra la siderurgia integral en nuestro país. La CSI debería de abrir de inmediato una verdadera negociación con los sindicatos en base a las medidas que estos han planteado en la mesa negociadora”. Para continuar con –“espero que esta movilización siderúrgica tenga la misma eficacia que en el caso de los mineros de Laciana, que fueron quienes iniciaron este tipo de actos reivindicativos”.
Desde León, Zaguirre acudirá a Burgos para estar junto a los compañeros de Altos Hornos de Vizcaya. Próximamente estará de nuevo con nosotros en las cercanas etapas a Madrid, y a señalado que –“esta es una movilización, la cual, sin ningún género de dudas, va a hacer historia”. El problema de la siderurgia para Manolo Zaguirre hay que enmarcarlo en –“la fijación casi demoniaca que tiene el ministro de Industria por cargarse todo el sector industrial nacional y convertir el país en un desierto, sin ninguna actividad de carácter productivo”. Seguidamente le hizo un llamamiento a Claudio Aranzadi reclamándole más combatividad frente a la Comunidad Europea en la defensa de la industria española, -“aunque parece que el pescado ya lo han vendido, y a eso nos debemos de negar tajantemente porque sería una estocada de muerte a la precaria reindustrialización”.
Pasadas las 9:00 horas de la mañana, la columna asturiana se puso en marcha. El ritmo comenzó vivo, pero, con el transcurrir de los kilómetros, el cansancio acumulado y el poco tiempo de recuperación entre jornada y jornada, comenzó a hacer mella y el paso fue mucho más lento que otros días. A pesar de las dificultades, nadie quiere abandonar, se resisten a dejar la carretera y los miembros de Cruz Roja se quejan de que muchos de los trabajadores no atienden sus recomendaciones de dejar de caminar por una horas. El sufrimiento de hoy se ha visto compensado en parte, por la compañía de dos autocares repletos de compañeros de Ensidesa-Veriña, quienes aprovechando el descanso semanal se desplazan para comprobar "in situ" lo duro que es esto. Cuando finalizó la etapa comentaban –“tenían que probarlo todos los compañeros de la empresa para saber lo que es”
Las rectas de esta carretera parecen interminables, el terreno que se recorre es sobradamente conocido para la mayoría. Son pueblos de descanso veraniego para muchos asturianos y paso obligado para distintos puntos de la meseta. Los aficionados a la caza recuerdan estos parajes en tiempos mejores para las cacerías deportivas libres. Hoy en día, todo está acotado y el terreno libre prácticamente ha desaparecido. El paisaje no acompaña para la distracción, es anodino y la mayoría solo se fija en el compañero que le precede. Otros miran fijamente la línea blanca que delimita el arcén con tiempo para el comentario , si se quiere, hasta simpático de –“ en Obras Públicas no tienen ni idea. ¡Gratis!, les reparamos de pintura la línea hasta Madrid, solo con que nos faciliten la brocha y el caldero de pintura”.
En la cola de la marcha, desde hace dos jornadas siempre van los mismos. Han formado grupo y caminan recogiendo en grandes bolsas de plástico alguno de los desperdicios que se van arrojando a la cuneta como, latas de refresco o envolturas de papel de aluminio. Procuran dejar el menor rastro posible de nuestro paso y en los medios informativos les han bautizado como los “basureros de la marcha”. Como ya he comentado, las bolsas al contenedor si se encuentra en el camino. Si esto no sucede está el camión de La Revoltosa para llevarlas hasta el lugar de llegada donde se depositarán en los camiones o contenedores que facilitan los ayuntamientos.
A mitad de camino hay una parada de media hora para comer y ¡sorpresa!, la mayoría de los bocadillos se encuentran vacíos o con una ínfima rodaja de chorizo, y por cierto, nada bueno. Sobre la marcha se sale del paso echando mano de las reservas que se encuentran en el camión despensa de Pepe el del agua, preparando los que se pueden. Además no hay problema de comida puesto que hoy mismo hemos recibido más de 300 bollos preñados y por la tarde nos esperan al final de la etapa compañeros de Avilés con unas barricas de sidra.
Si ayer hablé regular de la cena, hoy no puedo decir lo mismo de los bocadillos, preparados en el mismo restaurante. Dos miembros de la organización se desplazan hasta dicho restaurante y hacen patente la queja. Así mismo, como la factura corre a cuenta del ayuntamiento leonés, se da cuenta de la anomalía a las autoridades municipales para que tomen nota y no les cobren lo que no se ha consumido.
Ángel Suárez, secretario de la sección sindical de la USO en Ensidesa pide que se le acerque al hospital de Valencia de Don Juan. En el microbús de la organización se hace el recorrido y nada más llegar es atendido con gran celeridad. Le diagnostican una infección en un dedo del pie derecho debido a un callo mal curado. Una vez hecha la cura y salidos del hospital, me dirijo con Ángel al polideportivo de Valencia con el fin de que el compañero se quede a descansar. Poco antes de llegar al recinto, indica me pare en una zapatería que hay al lado de la carretera. Entra, pide unas zapatillas de fieltro y con una buenas tijeras de la misma tienda hace un corte donde coincide con el dedo lesionado, se pone la zapatilla, comprueba que esta perfectamente a descubierto la cura, abona el importe y en el vehículo regresa hasta encontrar de nuevo la marcha para reiniciar el camino. Al final de la etapa no puede moverse, su cara es un rictus de dolor permanente, su rostro está sudoroso y el sufrimiento parece insoportable. Cuando se quita la zapatilla, el pie lesionado es más bien un Vía Crucis.
La etapa resultó, sin ningún género de dudas la más dramática de las recorridas hasta la fecha, superior incluso a la épica del Pajares. Las atenciones en la jornada de nuestros particulares ángeles custodios de Cruz Roja han sido incontables, pero sin baja alguna, salvo una de fuerza mayor, la rotura del menisco izquierdo del secretario de Organización de la sección sindical de UGT en Veriña, el compañero Héctor Roces.
Más de nueve horas se tardo en hacer el recorrido por las interminables rectas de esta vía de comunicación castellana. En el cruce de Villamañan nos esperaba el alcalde de Valencia de Don Juan, Alberto Pérez, y varios ediles entre los que se encontraba la concejala de Medio Ambiente, la asturiana Monserrat García.
Igualmente participaron en la marcha los secretarios generales de las federaciones del Metal de CC.OO y UGT, Toxo y Lito respectivamente. Los kilómetros finales de esta maratoniana etapa se incrementaron con la presencia de los componentes de la mesa de la Junta General del Principado de Asturias, encabezados por su presidenta, Laura González, que venían de entregar al rey D. Juan Carlos, la medalla del Parlamento regional con motivo del décimo aniversario del Estatuto de Autonomía.
Otro recibimiento impresionante, multitudinario, participando todo el pueblo de Valencia de Don Juan en el que reside permanentemente una importante colonia asturiana. Los vecinos en la calle, demostrándonos el cariño a Asturias y a los asturianos y las gradas del frontón-polideportivo abarrotadas de gente.
Todo lo que Juan Campa, coordinador de Cruz Roja, pronosticó en su día se está cumpliendo. El panorama no puede ser más desolador al ver las curas que se realizan, la cancha más parece un hospital de campaña que otra cosa. La jornada ha marcado a muchos de los caminantes, ha sido durísima, así con toda la palabra. Todos trabajan sin desmayo, -médicos y voluntarios- intentan recuperara piernas completamente llagadas en sus pies que parecen irrecuperables. Hasta hoy, según Juan Campa, se llevan hechas más de 1.800 curas, la mayoría causadas por rozaduras y ampollas profundas. Lesiones musculares no ha habido, a partir de ahora es lo que más temen que aparezcan en los servicios médicos y sanitarios que nos atienden.
Antes de ir a cenar, en las afueras y frente al polideportivo, casa Alvarín de Avilés invita a pinchos variados para que acompañemos la sidra de barrica y el sonido de música asturiana. Otros compañeros de Ensidesa han tenido la idea de agasajarnos con paquetes de tabaco Winston, uno para cada uno. Los vecinos de Valencia se mezclan con nosotros y se entonan canciones pegadizas, de todos conocidas. Los culines de sidra corren de mano en mano sin cesar, para todos, aquí no hay distinciones, y estas gentes participan de la improvisada espicha como uno cualquiera de nosotros. No olvidemos que nos encontramos en Valencia de la O, en referencia a los muchos asturianos que la visitamos en nuestro coche matriculado en Oviedo. En verano es, simplemente, que hay muchos más vehículos matriculados en Asturias que los que lo han hecho en León, por eso lo de Valencia de la O. Al final todo resulta fantástico y muchos de estos habitantes nos brindaron sus hogares para que pudiésemos descansar cómodamente.
En el colegio local se nos sirve la cena: sopa, patatas con carne, truchas y postre. Las truchas están sabrosísimas y hoy me he desquitado, comí tres. A la cena asisten los miembros de la Corporación local y el alcalde. Dialogan distendidamente preocupándose por los problemas más acuciantes. La sobremesa es larga y distendida junto a los humeantes cafés. No sé de donde, pero aparecen una botellas de aguardiente, Las pingaratas se agradecen, ya que normalmente no se consume nada de alcohol.
Las autoridades que nos acompañan en la mesa no quieren nada de protagonismo, ni mucho menos hacer discurso alguno, lo que agradecemos. El ayuntamiento corre con los gastos de cena y desayuno –“a unos asturianos que pasan por aquí, y además con este problema, hay que recibirlos con todo nuestro cariño para que se sientan como en su propia casa. Todos estuvieron pendientes que no faltase el más mínimo detalle en la cena y en el aposento, la buena calefacción se dejó notar. Para los ediles coyantinos “los trabajadores estáis haciendo un gran esfuerzo y por eso, es este caso, hay que mirar el lado humano”.
No me aguanto y nada más concluir la cena cojo el teléfono…
-¡Hola! ¿cómo estás?
-¡Papá! He recortado el mensaje que me mandaste en La Voz de Avilés.
-¿Te gustó?
-¡Jolín!, ¡vaya bien!, se lo enseñe al profe y a mis amigos. Dentro de unos días me mandas otro ¿vale?
-Sí, como si el periódico fuese para mí solo.
-¿Me compraste algo?
-Tranquilo, no te desesperes, aún quedan varios días. Algo caerá.
Mi mujer me comunica que el grupo de Montaña Ensidesa, en solidaridad con la marcha de hierro ha suspendido todas las actividades previstas para el fin de semana y los días 20, 21 y 24 fletarán autocares y se desplazarán para caminar las etapas de esos días.
El cansancio hace que cualquier apoyo externo a la organización se reciba con agradecimiento. Hoy posiblemente haya sido el día en que más conductores hicieron sonar las potentes bocinas de sus vehículos para a su vez, recibir el saludo de los caminantes, hoy bastante cabizbajos y con el paso lento debido en mucho al cansancio físico y sicológico de cuatro jornadas durísimas.
Mi cuñado Baena y Robledo, el Curro están como titanes. No acusan la más mínima secuela de lo caminado. De momento sin problema, ni rozaduras, ni ampollas, nada de nada. Las lesiones les están respetando y no son los únicos, como es de suponer en un grupo tan numeroso hay de todo y lo bueno, también me gusta contarlo.
Decidimos estirar un poco y dar una corta pero satisfactoria vuelta. Al cuello un pañuelo rojo, regalo de La Nueva España. Con el chandal idéntico y el pañuelo al cuello, bien parecemos miembros de un grupo musical. Si nos ven así en casa pensarán que no es para tanto y que estamos de fiesta.
Muchos son los asturianos que veranean en este lugar leonés. Bastantes son los que cogen carretera adelante y frecuentan esta zona; por lo tanto no es de extrañar que los vecinos no se sorprendieran al contemplar la llegada de la marcha, unos asturianos que vienen en este caso, arrastrando las piernas, doloridas por el cansancio y buscando el descanso merecido, pero con el corazón que se emociona al oír frases cariñosas como las escuchadas a lo largo del recorrido -¡vamos valientes, estáis en vuestra casa!. Constantemente se oyen frases parecidas por los lugares donde transitamos, sólo que en esta ocasión, como van acompañadas del sonido de la gaita, quiérase o no, emociona más.
Media Asturias veranea por esta zona, el vecindario acudió al recibimiento de los huéspedes del verano, que a pesar de las mermadas condiciones físicas, por la dureza de la jornada, aún tienen agallas para salir y compartir momentos recordando en mucho el tiempo veraniego junto a las gentes de a diario, y repostando sus maltrechos depósitos en los bares que aún permanecen abiertos. Del verano no quedan orquestas, ni verbenas, pero hoy también se ha cantado, como si de un alargamiento del periodo estival se tratase.
La convivencia diaria ha realzado la camaradería. A pesar de las diferencias ideológicas, el objetivo es el mismo y es admirable el orden, el silencio a la hora del descanso, y en general, el respeto hacia los demás que existe por parte de todo el grupo. De momento, ningún roce, ni nada que se le parezca.
La etapa de hoy, calificada como de matagigantes ha hecho que las escenas más emotivas viniesen al recuerdo en nuestra memoria. El paisaje por donde se camina es de un frío horizontal infinito que traga la mirada pero, que su vez, se caldea con el clamor popular y espontáneo de las gentes. “¡Viva Asturias!”. Atrás quedó Pajares, los pueblos de la cuenca minera de Asturias, al igual que los de León, donde la acogida no pudo ser mejor. También se alejó la lluvia y los trabajadores de la siderurgia integral marchamos hacia un Madrid cada día más cercano, pero aún muy lejos, para intentar revocar el plan de reconversión del sector que supone la fría cifra de reducción y recorte de plantilla en cerca de 10.000 empleos. Esta sí es la realidad y lo que no se nos quita de la cabeza.
-José Ramón, El Larguero
-¡Gracias Curro!, por avisarme.

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