Mayorga - Medina de Rioseco (16/10/92)

Las precipitaciones de agua-nieve y el viento racheado dificultan en mucho la marcha de los siderúrgicos desde el comienzo al final de la etapa. Hoy se puede decir que no paró de llover en todo el día y el mal tiempo es como un martillo golpeante sobre el cuerpo de los trabajadores. Además, las noticias que se reciben de la Corporación no son nada positivas y provocan más irritación en los caminantes, puesto que, parece ser, la Comunidad Europea intenta imponer un nuevo recorte.
No obstante, los caminantes a lo suyo, tratan de olvidarse de las malas noticias o como poco, hacer oídos sordos. Sin apenas darse cuenta ya se está recorriendo el obstáculo de los muchos kilómetros que hay entre Mayorga y Medina. Hay que salvar cuanto antes lo que poco antes se hizo en autocar “mira que somos tontos. Hoy era el día perfecto para la pequeña trampa”.
-De eso ¡nada, de nada!. Los kilómetros de la ruta los machacamos aunque sea lo último que hagamos.
-Estoy de acuerdo, dice Sito, –lo que tengo pensado no es moco de pavo. Mira que si el MOPU me concede una paga extra por revisarle todos los baches y desperfectos. No me puedo saltar ni un metro.
Como uno más de los siderúrgicos, Antonio Rodríguez del Campo, camina diariamente los kilómetros que se tercien. Antonio, tuvo hace años un accidente grave en el tren Tandem de la factoría avilesina y perdió uno de sus brazos. En Matanza, ayer, un pequeño le preguntó si acusaba las molestias por la falta del miembro, si no le resultaba más incómodo al caminar.
-Mira hijo, le contestó –al salir de Oviedo tenía los brazos iguales, al ascender Pajares, como está tan inclinado, de tanto apoyarme en el lado izquierdo el brazo se ha gastado un poco. ¿Qué le vamos a hacer?
La extrañeza de la respuesta se reflejó en el semblante del pequeño. Sin darle tiempo a la reacción, Antonio continuó… -a partir de ahora y más cuando lleguemos al puerto de Los Leones de Castilla, en el límite con Madrid, procuraré apoyarme más en el otro para que el desgaste sea por igual. Más tarde, ya crecerán los dos al mismo tiempo.
Al lado de Antonio siempre caminan los mismos, pertenecen al grupo de los basureros ya comentado, Nacho, Baena, Curro y algunos más. Él, posiblemente sea quien lleva la voz cantante del grupo y es casi normal que se pase buena parte de la jornada contando chistes.
En toda la jornada no cesa de llover. Por momentos el agua se vuelve granizo y golpea con fuerza en el rostro de los caminantes haciendo bastante daño. Por si fuera poco, la Guardia Civil hoy parece estar de vacaciones –que distintos unos agentes de otros, estos no se parecen en nada en su comportamiento a los de las provincias de Asturias o León. Desde que estamos en la parte de Valladolid la cosa ha cambiado y hay que decirlo, para peor, no se molestan ni salen de sus vehículos. Así que el tránsito al no haber quien lo regule, se cruza con la marcha a bastante velocidad, por lo que además de las malas condiciones existentes, estas se recrudecen por el agua y ventolera que levantan los vehículos normales y los monstruos rodantes, haciendo mucho más penoso el caminar por estas deshabitadas planicies de la meseta castellana.
Ante la falta de autoridad, determinamos colocar uno de los vehículos de apoyo en el centro de la marcha, las ambulancias como siempre, detrás, y el microbús de la organización circulando en cabeza, con las luces encendidas y los intermitentes funcionando, por el centro de la calzada. Con la operación se trata de entorpecer el tráfico que nos alcanza en ambas direcciones. Toda la marcha se da cuenta de la maniobra y agradece la iniciativa. Hay que resaltar que bastantes de los vehículos, sobre manera los matriculados en nuestra comunidad, ayudan a aminorar la velocidad del resto que les siguen con su lento caminar al cruzarse con nosotros, repartiendo además de saludos, tabaco y alguna que otra botella de licor desde sus ventanillas.
El alguacil de Ceinos de Campos, bajo su responsabilidad al estar ausente del pueblo el alcalde por motivos de trabajo, cede las escuelas para darnos cobijo durante la comida. Los vecinos de esta pequeña localidad se vuelcan en atenciones. Como por arte de magia aparecen cántaros de vino y pucheros de café. Los bocadillos de la comida son de la carne que ayer no se cenó en Mayorga y además hay bollos preñados que sobraron y quedaron en la panificadora de Valencia de Don Juan para mantenerlos calientes. Hoy, a primera hora, se han ido a buscar y están como recién hechos.
Volviendo un poco atrás, en el hostal de Mayorga seguía la polémica cuando se fueron a buscar los bocadillos de la comida, en contra del afamado director. No digerían su aptitud y más al conocer que el pueblo era el centro de las noticias de la prensa nacional por su insolidaridad. Algunos, la verdad, es que se pasaron bastante con los comentarios, pero esto es así, -quien siembra vientos recoge tempestades-. No obstante, al ciudadano en cuestión, seguro le tenían que estar resonando las orejas de las voces de todo un pueblo en su contra.
Por mi parte, aunque le podría decir mucho, sólo le recuerdo que ya quisiera él y toda su raza, asearse diariamente como lo hacemos todos nosotros y cambiarse de toda la ropa, -excepto el chandal-, todos los días. Uno de los más importantes cometidos, -aunque todos lo son-, de nuestros compañeros es colocar diariamente, además de nuestras pertenencias, en la cabecera de las colchonetas, calcetines, calzoncillos, camisetas, toallas y todo lo que se necesite. Todo nuevo y a estrenar.
Rodríguez Doyague, el alguacil de Ceinos, al contrario que el mencionado personaje del que siento pena al recordarlo, dejó que los marchantes ocupásemos las escuelas y además, como nuestra llegada coincidió con la consulta médica semanal en el pueblo, avisó a los vecinos y estos incluso abandonaron el dispensario uniéndose a nosotros y ofreciéndonos lo que buenamente pudieron. ¡Pueblo pequeño, corazón enorme!. La historia se repite en todos y cada uno de los pueblos de Castilla.
Con paso ligero, la noche podía echarse encima, bajo el fuerte aguacero se recorren los kilómetros y a falta de unos tres para entrar en Medina de Rioseco, cesa de llover. Como consecuencia de la mejora del tiempo, el vecindario se hecha a la calle y se agolpa en las aceras. El recorrido hasta el polideportivo es otra fiesta. Los agentes de la Policía Local cortan el tráfico en la vía principal y las muestras de cariño y el aliento salen unánimes de las gargantas a favor de la marcha de hierro y en contra de los gobernantes nacionales.
También nos reciben un grupo de asturianos que han adelantado el viaje para acompañarnos en la etapa de mañana, y nos traen noticias de que a esta jornada, hay previsto se desplacen varios autocares de toda Asturias que aprovechan el fin de semana para estar junto a nosotros.
Con el recibimiento, las caras se alegran y ya es otra cosa. Aunque el panorama de las curas es desolador, son bastantes más que en días anteriores, también ha aparecido los temidos problemas musculares. Los vendajes que se les hacen son espectaculares y aparatosos, Así mismo, pocos son los que se libran de pasar por las manos de los masajistas.
Medina de Rioseco está bien surtida de locales de diversión, pero, pocos son los que tienen ganas de fiesta. La consigna es llegar a Madrid como sea y hay que cuidarse y no hacer demasiados extras, quedan etapas muy duras y las condiciones físicas merman cada día.
Una baja definitiva se suma a la de Héctor Roces, es la de Pedro Solaguren, trabajador de mantenimiento en Ferrocarriles. Un fuerte desgarro muscular en los ligamentos pudo más que su afán por concluir en Madrid. Pedro ha tenido que ser obligado a trasladarse a Valladolid. En el hospital le han escayolado recomendándole reposo absoluto. Cuando de regreso a Asturias se despide, promete estar en Madrid –aunque sea arrastras- Desde hacía días que sentía fuertes dolores y a pesar de los masajes y el aparatoso vendaje que le ponían, muy a su pesar, tuvo que ceder a las indicaciones médicas.
A lo largo de la tarde-noche, continúan llegando más visitas que mañana nos acompañarán hasta Valladolid. Como antes lo fue León, Valladolid puede ser una fiesta con la aportación según se estima, de más de 300 personas que engordarán la de por sí voluminosa columna.
Los apoyos van en aumento día a día. El alcalde de Mayorga nos hace saber por medio de un comunicado que “todo el pueblo lamenta profundamente la actitud del director del centro educativo de la localidad que está recibiendo fuertes críticas de los padres de los alumnos y vecinos, por haber negado el alojamiento a los trabajadores siderúrgicos asturianos”.
Mi mujer me confirma en llamada telefónica que me esperará en Valladolid. También vendrá su hermana Conchi, la esposa de Baena. Le digo que vengan en mi coche con el fin de que se puedan quedar más tiempo y no tener que depender de los autocares. Así lo harán.
Con el fin de saludarnos, el Sporting de Gijón en viaje a la capital de España para enfrentarse en partido de liga el próximo domingo al Atlético de Madrid, se detendrán en su camino cuando nos alcancen. La noticia nos llega por medio de los periodistas de El Comercio y su idea es la de entregarnos lo recolectado entre futbolistas, técnicos y directivos de la entidad. Toda aportación es bienvenida y esta por supuesto, que nos sorprende por no ser esperada. Igualmente, hay rumores de que los alcaldes de las comarcas afectadas por esta crisis, pasarán el día de mañana recorriendo los kilómetros que distan de la capital pucelana.
La jornada de hoy ha hecho estragos en lo relativo al estado físico de los marchantes, hay varios afectados con procesos bronquiales a la vez que se multiplican las lesiones articulares, en especial están las tendinitis. Pese a todos los inconvenientes, la moral no decae y es altísima, acrecentándose la ilusión y confianza de conseguir el objetivo de sacar adelante el futuro de Ensidesa y el rearme industrial de todo el Principado.
Hoy ha sido uno de los días en que más pronto se apaga la luz en el polideportivo. Apenas son las once de la noche y todos nos hemos recogido en los sacos para dormir, no sin antes -en mi caso-, desinflar un poco la colchoneta para estar más cómodo. La temperatura es deliciosa, mágica, dicen algunos, calculo que unos 25º. Fuera se oye que llueve, pero el viento ya no sopla con tanta fuerza y por entre las nubes se dejan ver algunos claros. ¡Ojalá mañana no llueva!
Como en los polideportivos no se fuma, Curro y yo salimos, casi como cada noche, buscando un lugar donde poder hacerlo. Lo encontramos en las calderas de la calefacción, donde además está los dos operarios que las atienden en estos dos días como trabajo extra. En mangas de camisa y con la pechera desabrochada, uno de ellos nos dice:
-¿Qué, estará bien de calor la sala?
-Amigo, como en ningún otro sitio desde que salimos de Asturias.
Acabado el cigarrillo, de nuevo a la piltra. Todo está en un silencio absoluto, no se mueve nada, apenas se siente, en una de las esquinas del local, un pequeño murmullo que no molesta para nada. Con sumo cuidado para no ser nosotros quienes molestemos, nos introducimos en nuestros sacos, a mi me espera El Larguero, apenas quedan diez minutos para que comience.

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