Medina de Rioseco - Valladolid (17/10/92)

Hoy sábado 17 de octubre de 1992, la marcha de hierro atravesó el ecuador del recorrido en una jornada declarada como “Día de la familia”. El fin de semana transformó la carretera en un mar de banderas asturianas portadas por cerca del millar de familiares, amigos y compañeros de trabajo que decidieron apoyar desde el asfalto.
Los futbolistas del Sporting hicieron el alto prometido para darnos ánimo.
También acudieron los alcaldes de Corvera y Castrillón y la etapa concluyó con una manifestación de varios miles de personas, la mitad pucelanos y la otra de asturianos entonando nuestro himno, como no podía ser menos. El recorrido desde la entrada a la ciudad, hasta el polideportivo de La Rondilla, -donde el ayuntamiento de Valladolid nos preparó el alojamiento-, también lo hizo el teniente de alcalde Ángel Velasco, en sustitución del titular convaleciente de una enfermedad.
Bastante antes, a las siete y media de la mañana ya se apreciaba que la jornada iba a ser especial. No solo lucía un incipiente sol en Medina de Rioseco, sino que las calles rebosaban asturianía con la presencia de banderas regionales y vehículos matricula de la O repletos de viandas de todo tipo para degustar en el día. Hoy se caminó de la mano de la mujer y al lado de los amigos. En la estación de La Mudarra se hizo una parada de veinte minutos, más para reagrupar a la gente que por otra causa. Hay bastantes más de 600 personas haciendo el recorrido, parece vamos en romería y para más INRI, aquí nos esperaba un camión de la Peña Alvarín con varias pipas de sidra y bollos preñados. Nada más salir de esta parada, caía algo de lluvia de forma intermitente, volvió a aparecer el cansancio y no se estaba para muchas alegrías.
Como ya sabíamos, el equipo de fútbol del Sporting de Gijón, tuvieron el detalle de apearse del autobús y con su capitán al frente, Juan Carlos Ablanedo, caminaron un buen trecho en nuestra compañía por las largas rectas de la carretera que nos conducía a Valladolid. Los futbolistas y técnicos del equipo sportinguista asturiano nos mostraron su apoyo incondicional y su solidaridad, desviándose de su ruta hasta el estadio del Manzanares y aportando una cantidad económica que viene de perlas para paliar gastos. Los deportistas se convirtieron en el centro de atención por unos momentos y la alegría de los aficionados fue mayúscula a ver que sus ídolos integraban la marcha de hierro y estaban a nuestro lado en momentos tan difíciles para la siderurgia asturiana.
La meseta castellana dio hoy otra muestra de la frialdad de sus llanuras. La temperatura apenas rozó los 5º y cuando la marcha se detenía, el frío intenso congelaba hasta las orejas. El apoyo sindical estuvo marcado por la presencia de los secretarios del Metal de la USO, CC.OO y UGT, al igual que en la jornada de inicio, cuando se partió de Oviedo.
Pablo Jiménez, responsable de USO-Metal, hizo el recorrido íntegramente, al igual que los comentados alcaldes, Víctor Manuel Álvarez y Luis Ferro, incondicionales de la marcha, quienes siempre traen noticias y nos trasladan la solidaridad de sus vecinos en las comarcas que rigen.
La nota triste fue la embestida que sufrió una de las ambulancias que nos acompañan desde Asturias. Un coche Renault R-9 alcanzó por la parte trasera al vehículo de la Asamblea asturiana y resultó herido de gravedad su conductor. María Teresa del Riego, una joven de Gijón que presta sus servicios en el equipo asistencial, se fracturó la clavícula en el accidente. La chica estaba muy apenada por tener que abandonar la marcha de hierro por este percance. Así y todo, piensa en estar en Madrid el próximo lunes, día 26, acompañando y apoyando nuestra entrada en la capital de España.
Como se sospechaba, las autoridades del aeropuerto no nos dejaron cruzar por el mismo. El rodeo de unos seis kilómetros no gustó mucho a los caminantes, por si fuera poco, los militares soltaron perros y soldados a lo largo de la pista de aterrizaje con el fin de impedir nuestro acceso-
-Estos tipos deben pensar que somos ladrones. ¡Si no queremos ningún avión! -decía Sito
Antonio, el manco, es según él, otro de los que pedirá recompensa al MOPU por estudiar la carretera y… -por una tontada de seis kilómetros no pierdo yo el sobresueldo que espero me concedan cuando presente el informe del piso en todo el camino-
Una vez se alcanzó Villanubla tiene lugar la comida. Se tarda bastante en reagrupar al personal diseminado por la carretera. Los huecos son amplios entre los caminantes, los familiares acusan la falta de costumbre y el entrenamiento. No es así en el caso de Antonio –cuando finalice, me apunto a las Olimpiadas, entrenado voy para quedar como el mejor. Para apostillar a continuación –como me falta un brazo voy con los paralímpicos y la medalla la tengo asegurada. ¿Quién me lo iba a decir a mí después de los 50 tacos?.
Quien se quedó a mitad de la etapa fue el diputado de PAS, Xuan Xosé Sánchez Vicente. Otros prefirieron llegar en el coche hasta Valladolid y sumarse a la manifestación en el recorrido por la capital. A última hora de la tarde, llegaron los alcaldes de Gijón y Avilés, por fin aparecieron, Vicente Álvarez Areces y Santiago Rodríguez Vega. Me ahorro comentarios.
Los mineros de la comarca de Laciana que como se sabe, nos precedieron la pasada primavera en la marcha del carbón, volvieron a acompañarnos en la capital pucelana mostrándonos su complicidad y apoyo. Las imágenes de los mineros de Villablino, completamente destrozados mientras entraban en Madrid, aún las conservo en mi recuerdo y me sensibilizaron, como también ocurrió con el resto de España. Alguno de aquellos compañeros que cruzaron la meseta castellana hasta la capital española aseguraba que –lo que sufrimos nosotros no es nada en comparación con lo que estáis pasando los trabajadores de Ensidesa. A nosotros nos acompañó el buen tiempo, a vosotros al contrario, la lluvia, el fuerte viento y el frío os lo está haciendo pasar muy mal-.
Camina entre los últimos, pero más por alejarse de las multitudes y bullicios que por el cansancio o problemas físicos. Su ritmo es siempre vivo y es de los que dentro de la marcha, siempre tiene ideas para forzar la broma. Joaquín Díaz, Grao, es el más veterano de todos. Acostumbrado a mil batallas desde los tiempos en que se ponían los cimientos de Ensidesa desde su trabajo en Montajes Nervión, nadie que le vea devorar kilómetros podría jurar que Grao lleva recorridas todas las etapas desde el comienzo. Achaca su vitalidad a los continuos cuidados que le prodigan el resto de compañeros –ni Indurain, ni el Rey, tienen un equipo así.
Para iniciar la marcha tuvo que enfrentarse y su mujer e hijos –no me querían dejar venir, -me aseguraba delante de dos mujeres de su familia, una de ellas su propia esposa, que se acercaron hoy para acompañarlo durante los más de 40 kilómetros del día. Las dudas y temores de estas mujeres quedaron despejados al ver a Juacu caminar pletórico de fuerzas. Aunque para ello, es necesario como él mismo dice –tener vocación, voluntad, y apasionamiento por lo que se hace, a pesar de que en casa me llamen “bobo” por ocuparme de los problemas de los demás. A un sindicalista como este, la marcha le ha provocado grandes satisfacciones –antes veía a muchos representantes sindicales y pensaba que se estaban aburguesando, pero ahora no, en la marcha me he dado cuenta de que no es así. Celebro haberme equivocado.
Hasta ahora los únicos problemas de Grao son pequeñas molestias en los pies, ya que a veces –se ponen como braseros. De todas formas, esos dolores ni se sienten, no son nada por el compañerismo y por los recibimientos que nos dan en los pueblos, que te hacen olvidar todo.
El polideportivo de La Rondilla es sumamente acogedor. Protección Civil y un equipo de operarios municipales han dispuesto unos colchones de espuma para cada uno de nosotros en la cancha central. La calefacción está al máximo y en el barrio están de fiestas, ya se oyen las orquestas que animan los festejos.
-Jose, ¡José Ramón!
La voz me resulta familiar. Entre el maremagnun de gente que se agolpa en las gradas del público diviso a mi cuñada Conchi que es quien me llama. A su lado está su hermana, mi mujer, les saludo con la mano y les hago seña para que esperen un poco. Voy en busca de mi cuñado y al rato, nos reunimos con ellas. Abrazos y besos. Con nuestras mochilas de aseo, tras despedirnos de algunos compañeros con quienes nos cruzamos, salimos de las instalaciones deportivas para pasar unas horas con los nuestros.
Por la ciudad vemos a infinidad de gente venida de Asturias para la ocasión. No somos los únicos que por unas horas abandonamos la concentración. Valladolid está animada con nuestra presencia y sus vecinos nos saludan al cruzarnos con ciertas miradas cómplices. Mañana es festivo y se llega a Tordesillas, la ciudad más importante después de la capital. Casi seguro que la jornada se parecerá mucho a la de hoy, se nos dice que también está previsto el desplazamiento de otros autocares con gente de diversos puntos de Asturias.
Llamo a mi hijo…
-¡Hola! ¿cómo estás?
¡Bien papá, muy bien! ¿llegó mamá?
-Si, está aquí, a mi lado
-Yo estoy en casa de tía Antonia, con mi primo Rubén
-Ya me lo dijo mamá. Haber como os portáis.
Hoy seguro que mi otra cuñada estará como loca con ese par de bichejos. Aunque está acostumbrada al cuidado de los más pequeños, ese es su trabajo, seguro que alguna trastada tendrá que soportar de este par de diablillos. No son malos, ni muy revoltosos, al menos cuando están conmigo, pero, con Antonia ya no me fío tanto, en un momento son capaces de ponerle la casa patas arriba.
Mañana, Tordesillas es el lugar idóneo para la despedida de los nuestros. Ciudad monumental y acogedora, es el marco ideal para pasar unas horas cuando se llegue, está previsto antes de las cinco de la tarde. La presencia de nuestros familiares seguro que ayudará a poner alas en las piernas con el fin de concluir cuanto primero, mejor. Además a partir de ahora, ya se comenta, los kilómetros van hacia atrás, quedan menos.
Hoy me olvido de El Larguero, lo siento Joserra, tengo otros compromisos y hay que cumplirlos. El cielo está estrellado, la temperatura se ha elevado y hasta parece primaveral. Mañana puede ser un buen día.

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