Valladolid - Tordesillas (18/10/92)

En el hotel donde hemos dormido nos despiertan a las siete y media de la mañana. Una buena ducha y un abundante desayuno nos pone en forma tras los excesos nocturnos. De regreso al polideportivo de La Rondilla, adelantamos tres autocares en viaje desde Asturias, están buscando el punto de partida de la marcha. Les hago seña, me siguen y tras nuestro coche se acercan a la salida.
A pesar de las deficientes condiciones físicas con que la mayoría de los trabajadores siderúrgicos afrontan esta dura prueba, las molestias ocasionadas por las rozaduras y las llagas de los pies han remitido para ser sustituidas por dolencias y lesiones musculares. El equipo de sanitarios son diariamente reforzados para atender los servicios de curas y masajes en los músculos de los caminantes.
Despejado amanece el día en la salida para ir poco a poco cubriéndose de nubarrones según avanza la mañana, pero sin aparecer la lluvia. De todas formas la temperatura es fría y una buena parte de los compañeros está sufriendo el calvario que supone hacer diariamente entre treinta y cuarenta kilómetros por las duras llanuras. La intervención de Cruz Roja está resultando decisiva ya que la moral, aún siendo alta, las condiciones físicas no lo son tanto por la dureza y acumulación de kilómetros en las piernas.
Quienes se despidieron por la mañana, al principio de la etapa, de sus familiares o amigos, protagonizaron escenas emotivas y alguna que otra lágrima cayó por las mejillas sin rubor alguno. La llegada de otros compañeros alegra el ambiente y aunque la etapa no ha tenido el jolgorio de ayer, si contó con visitas significativas como la de José Antonio García, concejal y portavoz de IU en el ayuntamiento de Avilés. José Antonio ya ha hecho varias jornadas en los días pasados y seguro será de los que estarán en la llegada a Madrid el día 26.
A pesar de que la mayoría ha trasnochado con las visitas, a los caminantes no parece haberles causado ningún efecto negativo o desequilibrante en las ya de por sí, mermadas condiciones físicas, salvo las que se han comentado y son diarias, a causa de caminar y caminar. Desde el principio se pone una buena marcha, el ritmo es alto y en las cercanías de Simancas está preparada la primera y agradable sorpresa de la jornada. José, un carnicero de origen asturiano del valle de Laciana, llegó con su todoterreno donde en su interior portaba dos enormes lecheras con un exquisito caldo de carne que calentó en un restaurante cercano. Al paso de los caminantes, el fabuloso tonificante fue recogido por cada uno y entonó los cuerpos y estómagos de una forma que parecía poner alas en las piernas. Este carbayón residente en Villablino desde hace bastantes años, estuvo como jefe de intendencia en la marcha del carbón y conoce como pocos lo que se siente tras tantas y duras jornadas por estas solitarias tierras.
Ya parece que es costumbre, hoy también estuvo presente la sidra asturiana. El llagar de Trabanco se acercó a nuestro encuentro y nos obsequió con unas barricas de su establecimiento. Al mismo tiempo un grupo de hosteleros asturianos enviaron toda clase de viandas para hacernos más llevadero el peregrinaje. La gaita volvió a sonar…, las canciones también hicieron acto de presencia a pesar de alguna que otra resaquilla. Ayer, en Valladolid, se levantó la mano y la gente disfrutó de algún que otro exceso. Durante los días que se llevan de marcha, el control sobre las bebidas se lleva a rajatabla y no ha habido excesos por parte de nadie. Al finalizar las jornadas la gente solo piensa en el descanso y no en otras batallitas. Para eso habrá tiempo una vez conseguido el principal objetivo, el cual no es otro que no quedarse a mitad de camino. Madrid está cada día más cerca.
-¡José Ramón!
-Sí
-No se, si la mantequilla, la mermelada, lo de anoche o la zumos de esta mañana tengo el estómago en los tobillos. ¿Tienes algo para la descomposición?
Quien me habla es Santiago, un compañero de Ensidesa-Veriña, es de los más robustos de la marcha de hierro, está tan fuerte como un toro. Hicimos juntos el servicio militar en Almasa-León y siempre destacó por su buena condición física.
-En las ambulancias algo tendrán. -Le contesto…
-No, ya estoy cansado de acercarme y Campa se escojona sólo de verme. Además me da vergüenza delante de las chicas.
-Como no quieras turrón de chocolate
-¿Tienes?
-Sí, hay unas cajas que ayer dieron los de Elgorriaga.
-¿Las empezamos?
-Cualquier momento es bueno
-Venga, dame un trozo. Si no me calma la descomposición, que será raro, al menos podré vacilar de que comí turrón mucho antes de Navidad.
Y Santiago, un mocetón como un castillo, como a un niño que se le da una golosina, desenvuelve la tableta de turrón y toma un buen trozo, el resto lo guarda en la mochila.
-Santi, ten sumo cuidado con el chocolate, los expertos dicen que no es aconsejable tomarlo para caminar, -le pongo sobre aviso
La advertencia no creo la tenga muy en cuanta. Desde que cumplimos con la mili fueron innumerables las veces que coincidimos en algún agape que otro. Santiago siempre fue bastante goloso, en los postres entra dentro del grupo que llamamos llambiones. En varias ocasiones hemos recordado nuestras vivencias en el Regimiento de Almansa y la alegría fue enorme cuando coincidimos en el sindicato.
Las visitas a las ambulancias de los desplazados para pasar el día son bastante asiduas. Para Juan Campa, medio en broma, medio en serio –hoy que parecía un día tranquilo, vienen los novatos y trabajo a destajo. Podías haberlos mandado a casa.
Al mediodía la temperatura es sumamente agradable. Como en el día de ayer la columna va plagada de banderas y símbolos asturianos; quienes los han traído, los dejan en la marcha. Una de estas banderas, muy llamativa por cierto, la porta José Luís Camporro, se la han regalado sus compañeros de la Sociedad de Festejos de San Pedro de La Felguera y con mucho orgullo no se separa de ella.
Camporrín, como la mayoría le conocemos, aunque a él le gusta que le llamen Luís, viene arrastrando desde hace días una lesión que le impide caminar normalmente. Hoy está ayudando al equipo de intendencia. Es bastante parecido a mi, en lo referente a tomar notas de lo que sucede. Lo apunta en un pequeño bloc que siempre lleva encima. Camporrín, es un hombre sencillo y agradable, es nostálgico y buena persona. En más de una ocasión durante este recorrido hemos coincidido en los puntos de parada y recordamos la gran cantidad de trabajo que había en nuestro lugar de nacimiento, empezando por La Fabricona, el SIN (Sociedad Ibérica del Nitrógeno), la central de Lada, (Central Térmica), la Bayer, los numerosos pozos mineros y la infinidad de pequeñas empresas, talleres y fundiciones que estaban asentados en todo el valle langreano. Hoy, hemos tenido que emigrar a las grandes ciudades, algunos trasladados por las propias empresas, el resto con poco trabajo, si tienen alguno. La mayoría de los talleres han ido desapareciendo paulatinamente y los que quedan, según las previsiones, no tardaran en hacerlo.
Al recibimiento en Tordesillas correspondemos con el “Asturias patria querida”. Los vecinos corean el himno y la moral vuelve a tomar fuerza y sube muchos enteros. Más tarde, por una horas, nos mezclamos por la ciudad y somos como unos habitantes más, comentando nuestras inquietudes y nuestras esperanzas. Las coplas y jotas castellanas con los cánticos asturianos, salen de las gargantas regadas con los buenos caldos de la zona y el día festivo, parece más festivo si cabe.
En el camino no faltaron las pancartas de apoyo, como la expuesta por Izquierda Unida a la entrada del polideportivo “Por el futuro de Ensidesa. No al paro”, o varias de los sindicatos de la región castellana solicitando un Plan de Viabilidad, así como el pendón castellano como señal inequívoca de que era el corazón de Castilla quien nos recibía. El alcalde de la ciudad Emilio Villazán no preparó bienvenida alguna. Él sabía que no era momento para discursos ni palabras, con su sola presencia ya nos transmitió su solidaridad y la de todo el pueblo que representaba.
El ayuntamiento acondicionó el polideportivo municipal, así como el colegio público de EGB y las duchas del Instituto de Bachillerato para facilitar nuestra estancia. Además, aportaron una subvención económica y corrieron con el gasto que supuso la cena y el desayuno. Como de bien nacidos es ser agradecidos, hay que destacar el comportamiento de todos los alcaldes, incluido el de Mayorga, y de toda la gente en general.
Para los organizadores de la marcha, la cuestión más importante a partir de ahora está en la financiación para fletar más de doscientos autobuses desde Oviedo hasta Madrid el próximo 26 de octubre, fecha en que se llegará a la capital de España. Lo que se pretende, es no cobrar a nadie por ir a Madrid a defender Asturias.
Mi cuñada y mi mujer se van a las siete de la tarde. Han hecho unos buenos kilómetros andando junto a Baena y el Curro. Los dos trabajan en el Taller Eléctrico de Ensidesa-Avilés y como la mayoría de los que hemos venido para hacer toda la marcha, han cogido vacaciones del año 93 o días compensatorios para no tener problemas con la empresa. Nuestras mujeres lo han pasado bien, si no han caminado más es por tener que volverse a recoger el coche que dejaban aparcado en las áreas de servicio. Se han divertido haciendo pierna y auto-stop. Las recomendaciones de mi mujer, ya se conocen –ten cuidado, no te excedas. Mira que bien estás con esos kilos de menos. Adiós, ¡hasta el lunes!.
Buscamos una cafetería con Canal Plus para ver el partido de la jornada y otros se entretienen hasta la hora de la cena jugando, bien al billar o con partidas de cartas y dominó. Se nota el relajamiento y la tensión ha disminuido, posiblemente debido a estas visitas familiares. La experiencia ha sido fenomenal. Hoy muchos nos hemos dado cuenta de lo necesario que son nuestros allegados, esposas e hijos en esta vida. Apenas unos días de alejamiento y la morriña está patente en nuestro inconsciente.
Tengo que llamar a mi hijo. Necesito oír su voz.
Tras las llamadas de teléfono, la cena, un pequeño paseo a tomar un café y a escuchar El Larguero.

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