Villacastín - El Espinar (23/10/92)

Un mojón del viejo camino nos informa de la proximidad de Madrid. “A Madrid 12 leguas”, pudimos leer en uno de los altos de la carretera sube y baja, antes de la llegada a El Espinar, pueblo de la provincia de Segovia cubierto por una espesa niebla.
-¿Cuánto son doce leguas?
-A cinco mil y pico metros por legua, de 65 a 68 kilómetros.
La jornada fue de absoluta tranquilidad. El frío del día de ayer remitió y los escasos 20 kilómetros que separan Villacastín de El Espinar se recorrieron como un paseo relativamente ameno. Aunque la niebla nos envolvió por momentos, la jornada puede considerarse como de descanso y recuperación. Un descanso solo endurecido por las continuas subidas y bajadas del trayecto que media entre las dos poblaciones. Solo se pensó en que dentro de esas doce leguas se encuentra el alto de Los Leones de Castilla, y que muy posiblemente se encuentre con nieve en la carretera.
Los habitantes de El Espinar nos brindaron un fabulosos recibimiento en una espontánea manifestación de afecto en la plaza del ayuntamiento. La llegada coincidió con la salida de los escolares de sus clases y la algarabía fue asombrosa con vuelta al ruedo incluida, ya que se pasó por el contorno de la Plaza de Toros. Alguien, al darse cuenta de este hecho, no pudo por menos que expresar… ¡otra!, ¡otra!, siendo aplaudido y coreado el detalle.
El director del instituto de EGB a pesar de ser viernes, suspendió las actividades educativas en la tarde para que inmediatamente, al poco de llegar, pudiésemos ocupar las dependencias. Buenas duchas y excelentes servicios. Un amplio comedor y unas estupendas cocinas fueron todo puesto a nuestro servicio.
La empresa asturiana Panis SA, envió por medio de ALSA, una selección de los productos que elaboran diariamente, dulces, empanadas, y bollos preñados, A los sones de “Asturias patria querida” mostramos nuestro agradecimiento a la población invitándoles a participar con nosotros en la comida. Más de dos horas duró la romería para posteriormente disolvernos por las estrechas calles y amenizar con nuestra presencia los bares y cafeterías, compartiendo un rato sumamente agradable con los vecinos de este idílico e inmaculado lugar. Los edificios son de piedra gris claro, solariegos y la mayoría con su escudo heráldico. El Espinar es un punto de la sierra segoviana bien comunicado, de excelente belleza natural y que unido a la hospitalidad de sus gentes, merece la pena hacer un alto en él, visitarlo detenidamente y si se puede, quedarse a descansar unos cuantos días, y oxigenarse con el limpio aire cargado de olorosos perfumes que emergen de la naturaleza que le rodea.
Todo el equipo médico del Centro de Salud se acercó rápidamente al grupo por si eran necesarios sus servicios. El alcalde nos ofreció una cena compuesta de carnes, ternera y toro, animal que fue sacrificado expresamente para nuestra visita. Los dueños de bares y restaurantes de El Espinar contribuyeron a la fiesta invitándonos a las consumiciones en sus negocios. El pueblo entero se volcó y en este lugar de paz, se olvidaron por unas horas, la dureza y la penalidades sufridas a lo largo de tantas jornadas recorridas.
Con Madrid al fondo, en este paraje ideal, con tiempo suficiente para disfrutar de más horas de descanso dado el corto recorrido, nos hemos dedicado a la contemplación del paisaje y nos olvidamos por un tiempo que nuestro objetivo sigue sin tener respuesta por parte de la Administración. El duro trago que queda en la carretera, como la ascensión al puerto de Los Leones, se olvida por unos momentos. Muchos temen más esta etapa que la del Pajares “-es más corto el puerto, pero con una pendiente continua. Quizás sea más duro por la bajada, las piernas ya no están ni para aguantar el propio cuerpo”, se comenta.
Leo en La Voz de Asturias que por unanimidad, el diario asturiano ha concedido a la “Marcha de Hierro” el trofeo que denominan el “Gallo de la Quintana” como reconocimiento a nuestra defensa de los intereses asturianos. Mañana, su director Faustino F. Álvarez, se desplazará hasta nuestro encuentro con el fin de hacernos la entrega.
Hoy apenas me he dado cuenta del paso de las horas, cuando llamo a casa son más de las diez de la noche, mi hijo David ya está acostado y durmiendo, solo puedo hablar con mi mujer. La conversación gira en torno los preparativos que se están haciendo para acudir el lunes día 26 a Madrid. Me cuenta, que parece ser, hay contratados más de 200 autocares para acercar a todo aquel que quiera hasta la capital española. El viaje lo costean los sindicatos. Muchos de los ayuntamientos hacen sus propias contrataciones.
Otra de las anécdotas agradables del día fue el paso por el kilómetro 69 el erótico. Más de uno exclamó:
-¡El lunes está cerca, descansaré con la parienta en buena cama!
-Sito, ¿cómo vas?
-¡De puta madre!. En tres días esto se acaba y… ¡misión cumplida!
Como en pocos días se nota hoy el relajamiento. Quien más y quien menos sueña y piensa en los brazos de Morfeo, ¿cómo será la entrada en Madrid?
Transistor, El Larguero, y a soñar.

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