La partida

¡Llegó la hora...!
Me desperté muy temprano, sobre las cinco de la madrugada. Por más que lo intenté no podía dormirme. Me sentía con nervios, la lluvia azotaba en las persianas y se colaba por las aberturas reposando en los cristales. Las gotas de agua, con el reflejo de la luz de las cercanas farolas de la iglesia, brillaban con una trémula luz haciendo un abanico de vivo colorido a distinto tamaños. Me acerqué a la ventana, noche cerrada. En la inmensidad del cielo ni un solo claro, llovía torrencialmente. Me asomé, el aire frío azotó mi rostro. No era de extrañar, el otoño había entrado con fuerza inusitada, las temperaturas al atardecer y por la noche bajaban considerablemente. A mediodía solía dejarse ver un apocado sol, sin apenas brillantez, el cuerpo lo agradece pero, así vienen después los procesos gripales, los catarros y el mal estar general del cuerpo. Hay que abrigarse y tener cuidado con las mojaduras.
Es 9 de octubre de 1992, un año de grandes conmemoraciones en nuestro país: Barcelona 92 y la Expo de Sevilla fueron algunas de ellas, entre otras. Los Juegos Olímpicos cimentarán la historia de los casi 11.000 atletas que han participado en ellos por su esfuerzo. Los XXV Juegos de la era moderna, que han contado con la mayor participación de la historia. Los Juegos del reencuentro, amparados por el impresionante calor del público que han hecho vibrar a todos los españoles, pendientes durante 16 días del televisor y también de una ciudad convertida en capital del planeta y que se engalanó para su fiesta más deseada, aquella que comenzó un 17 de octubre de 1986 cuando Juan Antonio Samaranch pronunció las palabras mágicas: “La ville de Barcelona”.
Para ellos la fiesta ha terminado, para nosotros, los trabajadores de Ensidesa y Altos Hornos de Vizcaya hoy comienza una movilización obrera en defensa de los puestos de trabajo en la siderurgia, y en nuestro caso, del bienestar en toda la región asturiana. Una movilización que pondrá a prueba la capacidad de sufrimiento de unos hombres que sin ser deportistas, intentarán demostrar que muchas veces manda más el corazón que cualquier preparación física estudiada con anterioridad.
El día anterior fue de intenso trabajo. La plaza mayor de Llaranes ha sido el escenario donde se entregaron a los componentes de esta acción sindical, sin precedentes en Asturias, el equipo de cada uno. En perfecto orden, por secciones sindicales, cada compañero recogió lo dispuesto para emprender el camino trazado. Mas de 500 kilómetros son los que nos separan de Madrid por las duras carreteras de Asturias, y las enormes y solitarias planicies de la meseta castellana.
Como uno de los miembros del comité organizador, sobre las ocho de la tarde celebramos la última reunión antes de la partida en el local de la USO en Avilés. Unas pequeñas recomendaciones y las instrucciones de nuestro sindicato sobre el comportamiento que hay que llevar durante los días de marcha. Se explicaron algunos de los consejos que los especialistas en medicina deportiva recomiendan para tener presentes, y sean de ayuda a que el largo camino que nos separa de la capital de España, no se haga más penoso y se evite, en lo posible, algún problema de tipo muscular y de rozaduras, que seguro a más de uno se le va a presentar. No hay que olvidar que la mayoría no está preparado para estas largas caminatas. Somos trabajadores, no grandes atletas.
Mi mujer Rosa y mi hijo David Javier, siempre dispuestos a ayudar, colocaron todo mi equipo en la enorme bolsa que se facilitó a cada uno de los integrantes de esta acción reivindicativa. En otra mochila menor, llevo los utensilios de aseo personal y el transistor, mi fiel compañero nocturno bajo la almohada. Las cuatro horas desde que me desperté, transcurrieron lentamente. David, -¿qué cosa más rara?, hoy ha desayunado todo lo que su madre le ha puesto, como si quisiera hacerme ver que se portaría de lo mejor en mi ausencia.
En mi compañía baja a la calle. Él, al colegio, yo hacia el taxi donde me espera mi cuñado y compañero de trabajo Andrés Martínez Baena. Son casi las nueve y media de la mañana. A las diez está previsto que los autocares inicien el traslado a Oviedo a los trabajadores, tanto a los que iniciaremos la marcha a pie hacia Madrid, como a los productores que quieran hacernos la despedida en la capital asturiana. Hoy en Ensidesa todo está parado, hay convocada una huelga de 24 horas. Como es normal en Avilés, en cualquier acto sindical, los autobuses parten desde la plaza del Vaticano, lugar de concentración de la mayoría de los movimientos de los trabajadores contra lo que se cree no es justo.
Desde la ventana de casa me dicen adiós. Mi mujer se queda algo preocupada por mi estado de salud, últimamente no muy buena. Me han puesto un régimen de comidas bastante estricto y casi seguro que en los días venideros no lo podré cumplir a rajatabla. Me he comprometido a ser comedido con los alimentos prohibidos y por supuesto que tomaré el medicamento correspondiente a cada hora que me han señalado, pero, las mujeres parecen tener un sexto sentido y siempre les queda la duda de si lo cumpliremos.
Desde que hemos abordado el taxi no ha cesado de caer agua. Los autobuses con dirección a Oviedo nos aguardan y la primera satisfacción tiene lugar al ver que donde yo me subo, el conductor es ni más ni menos que un íntimo amigo desde hace un porrón de años, Alberto, propietario de Autos Díaz de Cudillero, quien lo mismo que yo se lleva la grata sorpresa de la coincidencia, apuntándome que casi prefiere incorporarse a nuestra acción que luchar con los chavales en el transporte escolar.
Alberto lleva tiempo colaborando en todas las excursiones que programamos en el Club GEAS cuando salimos de buceo a distintos puntos. Es una excelente persona y un inmejorable profesional. Uno más del grupo al que le apasiona ver los pesajes de las capturas realizadas cuando la competición es de pesca submarina.
El ambiente durante el traslado ha sido bueno, se contaron chistes, algunos como es de suponer, de última hornada, otros no tan modernos, y algunos, aunque antiguos, puestos al día, con lo que no pierden un ápice de su gracia.
Somos de los primeros en llegar a Oviedo, no hay mucha gente cuando nos apeamos. Cada uno se pertrecha del fuerte aguacero bajo los soportales y aleros de los edificios de la calle Uría, frente al paseo de Los Álamos, lugar previsto para la partida a las 11:15 horas de esta fría mañana.
Poco a poco arriban el resto de autocares. La gente hace corrillos y comienzan a verse algunas pancartas portadas por compañeros de diferentes empresas que quieren resaltar este día de la partida hacia Madrid. Nos dan ánimos, nos desean suerte, -en algunos casos con frases bastante emotivas- y bastantes de ellos tienen pensado hacer esta primera etapa hasta Mieres. El gesto también lleva nuestro agradecimiento, es muy importante que cuanto mayor sea la columna, mayor será la repercusión que tendrá entre la sociedad asturiana el comienzo de la acción reivindicativa.
Antes de la partida de la capital ovetense, nos despiden los secretarios regionales de los sindicatos convocantes. Algún que otro político –pocos, la verdad- bastantes más de IU. También se han acercado a la cabeza de la marcha parlamentarios como, Laura González, Presidenta del Parlamento Regional y algún que otro diputado más. Quienes no faltaron fueron representantes de las distintas secciones sindicales de las numerosas empresas de la región.
Capítulo aparte merece Francisco Baragaño, quien además de ocupar el cargo de secretario regional de la USO de Asturias, es para mí un gran amigo. Paco es de esas personas que se hace querer, un sindicalista enamorado de su trabajo y que vive todas las acciones de los afiliados con inusitado y especial interés. Siempre está al tanto de lo que acontece y sus consejos, -como gran veterano sindicalista en la USO- son tomados en consideración como beneficiosos en cualquier momento de las reuniones de trabajo que se llevan a cabo. Sus palabras de aliento en este inicio de la marcha se quedarán en mi memoria para siempre. Paco Baragaño, -asimismo trabajador de Ensidesa-, siente en sus propias carnes todo lo que está sucediendo con la empresa y con la región. Es un luchador nato, -al que no le importa las horas que dedica al trabajo sindical- con una capacidad de dialogo que intenta inculcar a todos los que de una u otra forma tenemos alguna responsabilidad dentro de la estructura del sindicato. Su maltrecha rodilla no le permite, tan siquiera, intentar la hazaña, pero su promesa, y seguro que la cumple, es hacer alguna de las etapas, apostando en un primer momento por -la de Pajares no me la pierdo, aunque sea lo último que haga en mi vida, me ha dicho.


No hay comentarios: