Mieres del Camino - Campomanes (10/10/92)

Son las seis de la mañana y cansado de dar vueltas decido levantarme. Desde uno de los rincones oigo una voz muy conocida. Hay muy poca luz, apenas se ve con la que se deja entrever a través de las persianas –no todas bajan del todo- desde las farolas de la calle. No tropiezo con nadie y poco antes de llegar a la puerta de salida…
-“JR, vas llegar tarde al relevu…”
No me cabe duda alguna, es Sito.
Sito, es uno de mis amigos de adolescencia, nació y vivió en el barrio siderúrgico y minero del puente Los Torrijos, al final de La Felguera en dirección hacia Sama. Hoy este barrio está algo olvidado, bastante abandonado, y muchas de sus casas deshabitadas. En otros tiempos fue un núcleo de población de los más importantes de Langreo, a principios de verano se celebraban unas grandes fiestas patronales en honor de San Lorenzo y eran de las que más gente atraían desde todos los lugares para celebrar la conmemoración.
Pasaron algunos años en que Sito y yo perdimos el contacto y no sabíamos nada el uno del otro. Sito tomó el camino de Gijón y yo el de Avilés. Cuando me presenté a las elecciones sindicales al comité de fábrica, representando a la USO, volvimos a encontrarnos. Él ya era miembro del comité en la USO de Veriña-Gijón, una vez que yo también fui elegido en la factoría de Avilés coincidimos en numerosas reuniones y mesas de trabajo, renaciendo la amistad que nunca perdimos, pero que se olvidó un poco al dejar de vernos con tanta frecuencia. Sito es una persona de excelente carácter y una facilidad asombrosa para que sus frases queden grabadas y sean repetidas continuamente. Una de estas ya es famosa en toda la marcha:
-Sito, ¿cómo vas?
Siempre la misma respuesta:
-¡De puta madre!
La casa del Pueblo, donde pernoctamos en Mieres, está en el centro de dónde se celebra el mercado semanal todos los sábados. Desde primeras horas se montan los tenderetes para la exposición de los variados productos que se ofertan y ponen en venta. El movimiento de furgonetas y otros vehículos alertan al personal que intenta descansar en el interior del local, y por lo tanto, sirve como despertador para algunos que optan por incorporarse e iniciar una nueva jornada.
Aunque a partir de hoy, todos los días nos servirán el desayuno, la mala sensación tenida anoche con alguna bandejas de comida, alertan al personal y los más decidimos igual: desayunar en alguno de los bares de entorno. Quien más y quien menos se mete entre pecho y espalda buenas raciones de churros con chocolate –¡maldito régimen!-. Los hay más llambiones y se acercan a las pastelerías haciendo desaparecer las bandejas como por arte de magia -¡maldito azúcar!-. Me quedo con las ganas y me arreglo con un descafeinado y cuatro galletas de las de siempre, -la famosa María-, mientras mis compañeros se rascan la barriga de satisfacción por los manjares engullidos.
La organización ha dispuesto tres camiones, -uno para cada sindicato-, con el fin de trasladar el equipamiento de cada uno debidamente numerado, así como las colchonetas y lo necesario en intendencia hasta el punto de llegada siguiente.
Asimismo existen otros vehículos de apoyo que repartirán frutos secos, bebidas lácteas, refrescantes e isotónicas, durante el trayecto. Un microbús ayudará a las ambulancias de Cruz Roja en el traslado de enfermos o lesionados si fuera necesario. Además, dentro de la columna, varios compañeros portarán radioteléfonos al principio, en el centro, y al final, con el fin de que todo esté controlado. De la organización del tráfico se encargan los agentes de la Guardia Civil con un teniente al mando y las fuerzas de orden municipales puestas por los ayuntamientos.
Con algo de retraso sobre la hora prevista para la salida desde la plaza del ayuntamiento mierense, la marcha se pone en movimiento por la antigua carretera que pasa por Figaredo hacia León. Campomanes esta a 22 kilómetros y se espera llegar sobre las cinco de la tarde. Desde el inicio de la etapa somos acompañados por algunas autoridades municipales con al alcalde a la cabeza hasta el límite del concejo donde espera Enrique Lobo, alcalde de Pola de Lena. En este punto se hace una pequeña parada para la despedida de uno y la bienvenida al otro. Tras los saludos de rigor y el adiós correspondiente, pronto estamos en Pola de Lena, donde somos resguardados del pertinaz aguacero en una gran carpa colocada por el ayuntamiento para la celebración de las fiestas locales, que han tenido lugar por estas pasadas fechas.
Tortillas recién hechas, bollos preñados calientes, vino, sidra, refrescos y otras viandas están sobre unos grandes tableros que hacen de mesa. A su alrededor bancos para sentarse y descansar mientras se degusta la comida. Fuera, agua y más agua. Las cunetas se desbordan como rápidos torrentes, la carretera en varios lugares está completamente anegada. El agua cruza de parte a parte de la calzada y con estruendoso sonido se dirige al cercano río que corre con una gran crecida, y siendo un buen espectáculo para la vista. La corriente es tan fuerte que arrastra maderas, basuras, y algún árbol que otro arrancado de cuajo.
Con mucha decisión por acabar cuanto antes mejor, se salvan los pocos kilómetros que separan Pola de Lena de Campomanes. En el final de etapa esperan los autocares que harán el traslado al Restaurante San Pelayo, donde pernoctaremos en el día de hoy, distante unos 5 kilómetros. Cuando llegamos al lugar, se nos avisa que solo se han podido colocar las colchonetas de dos camiones, no hay sitio para más. Sobre la marcha y con rápida determinación, Enrique Lobo, alcalde de Lena, suspende varias de las actividades del polideportivo municipal y en él, son acogidos el resto de compañeros.
Los caminantes, tras unas reparadoras duchas de agua caliente, con ropa interior nueva y recién estrenada, calcetines y camisetas asimismo de estreno, se disponen para la cena. Ésta, consiste en unos humeantes macarrones con picadillo de carne, pollo asado, caldereta de cordero, postre y café. Tras el excelente y bien condimentado menú, al ser aún bastante temprano, sobre las 21:30 horas de la noche, unos dedicamos el tiempo a ver la televisión y otros se animan con partidas de cartas. Sin embargo, el cansancio se deja notar, la gente se acomoda y acuesta, quizás pensando en mañana día 11 que llega la esperada y a la vez temida etapa de Pajares, ese gran coloso, mítico puerto, citado siempre con respeto, al ser el punto divisorio de separación de Asturias y León, donde los más, deseamos llegar lo antes posible. Tanto el alcalde como varios ediles de Lena, nos acompañan en la cena y posterior sobremesa, departiendo animadamente y sin discursos.
El comentario sobre la cena es de lo más elogioso. Se hace la comparación con lo servido en Mieres y la diferencia es abismal. Aquí me entero de que bastantes más de la mitad de los compañeros abandonaron el comedor sin cenar, mostrando su disconformidad y quejándose del trato recibido. Se toma nota del asunto, puesto que hay que abonar dicha cena por parte de la organización y al final, el problema no va más allá, se les convence de que es posible fuese un fallo y sin más comentarios se da por zanjado el asunto.
Aprovechando la fuerte calefacción se ponen a secar las ropas más húmedas y los chandals. El calzado como en el día de ayer, relleno de papel de periódico ya que esto contribuye y en mucho a su rápido secado. Fuera continua lloviendo sin cesar y hay que procurar, en lo más posible, que el equipo de cada uno se encuentre en la mejor condición. Los compañeros de intendencia de nuestro sindicato, han tomado buena nota del grupo de roncadores y con gran maestría, sin apenas nadie darse cuenta, los han colocado todos juntos en uno de los rincones del local. Veremos si no es peor el remedio que la enfermedad.
Para los voluntarios de Cruz Roja, hoy ha sido un intenso día de trabajo al final de la etapa. Durante más de tres horas han estado curando y tratando ampollas, rozaduras y sobre todo pies reblandecidos a causa del agua que caló el calzado. El panorama no es muy bueno, algunos son bastante pesimistas y auguran bastantes bajas para el día de mañana. El consejo de los médicos y profesionales que se han acercado hasta el local es de descanso y más descanso. Los caminantes más afectados, como buenos pacientes, haciendo caso de la recomendación, se recogen en los sacos e intentan dormirse.
En la prensa han salido grandes reportajes con amplias informaciones sobre todo lo que sucedió en la columna de la marcha de hierro resaltando en muchos de ellos, la lucha que se está manteniendo como trabajadores de la siderurgia integral. Las previsiones no son muy optimistas, más bien pesimistas, por la reducción de la producción, así como la penetración de productos siderúrgicos provenientes de países del este de Europa, en especial de Checoslovaquia, lo que obliga a que las empresas tengan que aplicar medidas de reducción en la producción y en las plantillas laborales. Con este movimiento de protesta, queremos evitar lo que a corto plazo parece inevitable si antes no hay otras alternativas industriales.
El transistor bajo la oreja, el dial en el 1026 de Radio Asturias-Cadena Ser, El Larguero a todo meter…
Apenas finaliza el programa radiofónico, entre medio dormido, me viene el recuerdo del pésimo día de hoy y en lo que pensarán nuestras familias al ver los telediarios y las informaciones de las distintas emisoras de radio y medios escritos. He llamado a caso para tranquilizarles, pero, muchas veces esto resulta inútil. El tiempo es infernal en toda Asturias y ellos lo ven, por mucho que les cuentes que estás bien, nadie se lo cree, y menos mi mujer. Ella sabe que soy bastante propenso a los catarros y que con este tiempo no me libro de ninguno. De momento, no me siento afectado, esperemos que con la entrada en Castilla cambie el tiempo para bien y así, mejorar la condición física.
Las seis y media de la mañana, sin molestar a mis compañeros me levanto sudando, el local no es muy espacioso y con la calefacción y tanta gente han hecho del lugar un auténtico horno, parece que salgo de la sauna y es quizás esto lo que me ha despertado.
Mi cadera está perfecta, no siento molestia alguna. Llevo una prótesis total de fémur y pelvis desde hace 16 años y de momento todo funciona a la perfección. Los servicios están en el exterior y sorteando los cuerpos tumbados me acerco a la puerta sin causar molestias a mis compañeros. En los baños no soy el primero, ya hay varios colegas que se están aseando, los ánimos florecen puesto que ha dejado de llover. Aún es noche cerrada lo que deja ver por entre los nubarrones a las estrellas lucir con esplendor. Hace frío y está helando, lo que es un buen síntoma. Si continúa así, posiblemente la jornada sea más liviana de lo que en un principio se teme. Al ser domingo, se espera una gran afluencia de familiares y trabajadores, amigos y vecinos, con el objeto de hacer la subida a Pajares en nuestra compañía.

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