Oviedo - Mieres del Camino (9/10/92)

Desde la salida del Paseo de los Álamos, bordeando el campo de San Francisco y pasando delante del Palacio Regional, el personal se ha ido incorporando a la marcha. Lo mismo sucede en el primer kilómetro de la carretera de Mieres, varios trabajadores esperaban junto al edificio de La Nueva España y bajo la marquesina del Hotel Ramiro I. No cesa de llover y la columna a buen ritmo se encamina hacia la autovía.
En la primera hora se recorren 7 kilómetros. Un breve alto de 10 minutos y otra vez al camino. Hoy, cada uno de nosotros hemos tenido que traernos nuestra comida. En las paradas salen las empanadas, tortillas, filetes y bocatas de todo tipo; unos y otros compartimos las viandas. Se toman buenos tragos de vino de las numerosas botas que aparecen por cualquier esquina y el cuerpo se entona. Por momento la lluvia cesa de caer, se cierran los paraguas y las capas impermeables se guardan en las mochilas. Esto dura poco tiempo, los chubascos acompañados de un molesto y racheado viento son casi de continuo y hay que taparse.
Las conversaciones van en el sentido de la gran repercusión que está teniendo el inicio de la odisea y en las suaves pendientes, al llegar al alto, mirando hacia atrás, se observa la larga columna que ocupa todo el ancho de la calzada. Muchos, muchos, son los compañeros que se han incorporado y decidido a recorrer los kilómetros que separan Oviedo de Mieres.
A la altura de Perfrisa, poco antes de entrar en Mieres, los trabajadores de esta filial de Ensidesa nos reciben al pie de la carretera con varias pancartas de ánimo y expresando a voces su sentir a favor de esta protesta. Hasta el final de la etapa, -unos tres kilómetros más adelante- se incorporan a caminar junto al resto, engordando la ya de por sí numerosa columna.
Quienes han tenido trabajo a destajo, han sido los agentes de la Guardia Civil de Tráfico. Como pudieron, facilitaron la circulación de los vehículos que se encontraban con grandes dificultades para pasar. Las obras en la autovía ayudaron para causar más problemas. La larga columna ocupaba todo el ancho de la calzada y esto contribuía a la formación de grandes atascos durante todo el recorrido. Los vehículos, que por fuerza tenían que detenerse en los márgenes de la carretera por orden de los agentes de Tráfico, sus conductores y ocupantes no mostraban enfado alguno, al contrario, mostraban su condición de trabajadores dando su parecer y animándonos y deseándonos lo mejor en la larga marcha que habíamos emprendido.
A la plaza del ayuntamiento mierense llega todo el mundo calado hasta los huesos. El agua, el frío y el cansancio se reflejaba en el rostro de los trabajadores. Desde el balcón central de la Casa Consistorial, los secretarios de las secciones sindicales de Ensidesa felicitan y dan la enhorabuena por el buen comportamiento en este primer día, y el alcalde de la población nos la bienvenida. Los discursos son cortos, en todo el día no ha parado de llover y el personal no está para grandes escuchas. El mayor deseo es ocupar los alojamientos preparados con el fin de secarse e intentar descansar. Ya habrá mejores tiempos para escuchar mítines.
El polideportivo de Mieres está en obras y no se puede usar como alojamiento. Las condiciones del local donde pernoctamos los compañeros de la USO no son las más idóneas, hay que salir a la calle para acercarse a las duchas. Igual contrariedad pasaron los integrantes de CCOO y UGT.
El local es bastante pequeño, como sardinas en lata nos acomodamos como buenamente podemos y a pesar del cansancio surgen las risas, debido a los comentarios jocosos que se hacen sobre lo sucedido durante la jornada. De pared a pared -como por arte de magia-, aparecen unas cuerdas que sirven de tendal para secar la ropa empapada de agua. Con papel de periódico se rellena el calzado con el fin de extraer algo de la humedad, la pasta de papel es un material muy absorbente.
Gracias a los impermeables y capas para el agua, lo que más ha sufrido la inclemencia del tiempo ha sido el calzado y las partes bajas de los pantalones. No obstante, el calzado parece ser apropiado y bueno, el agua no ha logrado calarlo al completo. A pesar de todo, los problemas no parecen sobrepasarnos.
Por las emisoras de radio y los informativos de TV nos enteramos de la repercusión que la acción está teniendo a nivel nacional. El despliegue de medios de comunicación ha sido impresionante. Las entradas de los telediarios abren sus noticieros con información del acontecimiento. Los diarios de tirada nacional tienen desplazados en Asturias a sus corresponsales y las revistas semanales también han estado presentes. Dos medios informativos del país vecino, Francia, hicieron todo el recorrido junto a la marcha tomando nota de todo lo que ocurría y disparando sin cesar sus cámaras fotográficas. Además, un equipo de la televisión portuguesa, ha hecho entrevistas aprovechando las paradas técnicas y los tiempos de descanso. TVE, por medio de sus efectivos en nuestra región, ha estado desde el primer momento junto a la marcha de hierro, incluso sus trabajadores han hecho pública una nota comunicando su apoyo a la movilización.
En pequeños grupos, al ser el comedor de reducidas dimensiones, nos acercamos a cenar poco a poco. Algunos de los que bajan no se les ve muy satisfechos. Según parece, algunas de las bandejas de cordero no despedían muy buen aroma. Un grupo aproximado de veinte personas determinamos cenar en uno de los bares del contorno. Tras una sobremesa de media hora, me tomo un vaso de leche y un par de aspirinas. El último cigarrillo del día y como puedo, entre un maremagnun de piernas y cuerpos extendidos por el suelo, me introduzco en el saco de dormir. Enciendo el transistor, lo coloco bajo la oreja con el dial en la cadena SER y en antena el programa de mi preferencia, José Ramón de la Morena y El Larguero. En una de las desconexiones dan el parte meteorológico para el fin de semana:
-“No se prevén cambios sustanciales en lo referente al norte de la Península”. Continuará lloviendo.
Dentro de lo que cabe el día no ha tenido grandes problemas. Se acaba de comenzar y la moral es alta. Todos somos iguales y perseguimos el mismo fin, por la tanto, las siglas sindicales han quedado apartadas y las enseñas guardadas para mejor ocasión. En nuestra mente no hay más que el futuro de nuestros trabajos y de la siderurgia en sí. Y por qué no, más adelante para que nuestros hijos tengan donde poder ocuparse para mantener a sus familias y labrarse un futuro que a día de hoy es de lo más incierto. Intentamos que esta protesta tenga un final feliz y que acabe cuanto antes con un resultado digno.
La acción de protesta posiblemente se corte si la mesa de negociación es de nuevo llamada a reunirse y se asuma algún acuerdo beneficioso para nuestros intereses y los de la comunidad asturiana. Si no es así, pese a quien pese, se llegará a Madrid y nosotros mismos entregaremos en el Ministerio de Industria nuestras reivindicaciones ante los ojos de toda España. Todos esperamos conseguirlo, el camino que queda es duro y penoso, pero, nuestra moral está muy alta y el respaldo de toda una región nos alienta. Asturias no olvida y seguro que dentro de pocas fechas, dejará sentir su parecer y pensamiento. Hoy da la sensación de no estar concienciada de la acción que hemos emprendido, en pocos días –estoy seguro- todo cambiará y estaremos más unidos que nunca, como el gran pueblo que somos de gente sincera, trabajadora, luchadora e indomable. Algunos comentarios apuntan a que con una mejora del plan laboral podía ser suficiente.
Tenemos la esperanza de que con la marcha a Madrid, la administración deje de ser insensible a nuestras peticiones y con nuestros planteamientos se pueda negociar el plan industrial. Las propuestas que la dirección del holding sobre el plan laboral presenta, son absolutamente inadmisibles, su variación no será suficiente porque el plan lo consideramos algo global. Dentro se tiene que incluir la parte industrial, comercial, financiera y laboral.
Los sindicatos están dispuestos a modificar las posturas siempre que haya una variación de los planteamientos de la CSI. Si se abriese la mesa de negociación durante el transcurso de la protesta, esto ya sería un éxito. El plan de competitividad para la siderurgia pone en grave riesgo al sector y produce excedentes no asumibles.
Serán muchos días alejados de nuestras familias, éstas, estarán presentes en nuestro pensamiento a cada momento con el recuerdo de su cariño y de alguna forma nos acompañarán simbólicamente en cada instante. A partir de hoy sabrán de nosotros a través de las llamadas telefónicas o por los medios informativos que nos acompañan. Pensamos que quienes iniciamos la marcha ni mucho menos estamos solos, todo el pueblo asturiano acabará por solidarizarse y en el camino, aún existiendo dudas, encontraremos apoyo de todo tipo.
En las mochilas, además de nuestras pertenencias, llevamos una idea muy clara para exponer a la opinión pública y al Gobierno de la nación con nuestra presencia en la carretera. Queremos defender y asegurar el futuro de Asturias y de las generaciones venideras. La repercusión de la reconversión siderúrgica afecta a todos los sectores sociales y laborales de Asturias. La gran reconversión que se cierne sobre el sector metalúrgico amenaza el futuro de la región. En el transcurso de la década de los 80, el paro en la comarca de Avilés en el sector servicios se ha visto incrementado en la escalofriante proporción del 422 por ciento. En la zona avilesina ha empezado un creciente proceso de emigración. Hasta el año 1981 la población de la comarca ascendía a más de 170.000 habitantes; ahora, está muy cercana a los 150.000.
A lo largo de todo el verano se ha estado debatiendo el nuevo plan de reducción, sin llegar a ningún resultado positivo para los intereses de los trabajadores. Por ello, nos encontramos inmersos en esta serie de acciones tendentes a conseguir modificaciones sustanciales en el citado plan.
Con esta marcha, -entendida como una medida de presión más-, se pretende conseguir los objetivos que nos hemos fijado, que no son otros que el mantenimiento de la capacidad productiva de Ensidesa, adecuando instalaciones y diversificando productos; manteniendo el monto global de empleo y reindustrializando las comarcas afectadas. Pretendemos llevar una vez más, de otra forma, el problema de Asturias más allá de Pajares, con el única ánimo de que el Gobierno sea capaz de entenderlo.
Nuestra intención no es otra que el Ministerio de Industria diseñe otros planes más en consonancia con lo que la sociedad asturiana está demandando.
Ahora, iniciamos una larga marcha hacia Madrid en defensa de estas justas reivindicaciones con el apoyo de los compañeros que quedan en las fábricas, pero que estarán con nosotros en todos y cada uno de los kilómetros y pueblos por los que vamos a pasar. En este periodo necesitaremos más que nunca todo el apoyo y solidaridad de los asturianos, y más aún si cabe, de las comarcas de Avilés y Gijón, porque estamos seguros que las demandas de los trabajadores siderúrgicos pueden y deben de ser cuando menos atendidas.
Corren tiempos duros y en estas situaciones hay que prepararse para no sucumbir. Por ello, Asturias tiene que tomar conciencia de la situación real. Hoy comienza a inquietarnos el futuro de nuestros hijos y nos lo preguntamos, sin obtener una respuesta clara. Si hay alguien que verdaderamente se sienta solidario con Asturias, con Ensidesa, tiene que actuar en consecuencia. Se notó y mucho, la casi nula presencia de representantes del Gobierno asturiano, una prueba más de ineficacia para defender los intereses de la región. Hasta el día 26 de octubre, fecha prevista para la llegada de la marcha de hierro a Madrid, el Gobierno de la nación disponía de un amplio plazo para desbloquear las negociaciones, aunque el objetivo era difícil de lograr. En el caso que no se consiguiera el desbloqueo, se continuaría con las acciones de protesta. Todos, por que no decirlo, dirigentes sindicales y trabajadores confiábamos en que el Gobierno de la nación modificase el plan de competitividad de la siderurgia integral ante las medidas de presión iniciadas. El objetivo de la marcha sobre Madrid era sobradamente conocido: “forzar a la Administración del Estado para que cambiase el plan de la siderurgia integral”.
El problema en aquel tiempo era de voluntad política para realizar esa modificación que estábamos exigiendo. Existían movimientos encaminados a conseguir un acuerdo entre las partes que intervenían en la mesa de negociación. Pero, los responsables de la Corporación Siderúrgica Integral no fueron inteligentes para convocar –en el transcurso de la marcha- reuniones oficiales. En ningún momento dieron la impresión de querer hacerlo, cometiendo un error más de los tantos acumulados.
Los más optimistas esperaban regresar antes de llegar a Madrid, lo que significaría que se había abierto la negociación y que las peticiones, -si no todas- se habían materializado.
Al no ser así, la marcha de hierro se ha convertido en un hecho histórico de la lucha de los trabajadores de nuestro país. La marcha de los obreros siderúrgicos asturianos hacia Madrid atrajo la atención informativa durante y cada uno de los días de su trayectoria, como anteriormente fueron noticia los mineros leoneses por un camino muy parecido desde la villa de Laciana en la comarca del Bierzo leonés.
Estábamos convencidos de que un golpe de mala fortuna nos estaba arrebatando el futuro y nos preguntábamos el por qué en un año de grandes solemnidades no se nos resolvía nuestro problema laboral. Nos quedaban centenares de kilómetros y miles de pasos para que al final no encontrásemos la respuesta solicitada en el despacho del ministro de turno. La marcha no era violenta, todo lo contrario, pacífica. De momento la repercusión era positiva en la opinión pública. Esperábamos que Industria reconsiderase su postura. Sin lugar a ningún género de dudas, la marcha de hierro ha hecho historia.
La noche ha sido larga, hasta pasada la una y media de la madrugada estuve escuchando El Larguero, el equipo que forman este espacio deportivo es de lo mejorcito que existe en toda la radiodifusión española. Además de informar, sus comentarios son de lo más amenos y directos.
Entre sueño y sueño han ido pasando las horas, no fui capaz de encontrar la postura adecuada en toda la noche, vueltas y más vueltas. Tengo el cuerpo molido en parte a la muy hinchada colchoneta y a la blandura del somier, -suelo de cemento-. Eso sí, frío no he pasado, el saco de dormir es excepcional, a la media hora de introducirme en él tuve que quitarme toda la ropa y quedar solo con el pantalón de deporte. No ha habido excesivos ruidos, sólo se oían bastantes rebuznos en forma de ronquidos que más bien parecían motores subiendo Pajares a escape libre. En siguientes días habrá que estar atento y buscar lugares más idóneos. Mi compañero Baena –además de cuñado y amigo- tiene una suerte tremenda, él sí que no se entera de nada, apenas se mete en el saco y ya está dormido. Manuel Robledo Arango, Curro, otro de mis allegados compañeros se parece más a mí, no concilia el sueño tan fácilmente.
Todos son compañeros y conocidos desde hace bastante tiempo, no obstante, como es de suponer, en grupos más o menos numerosos siempre hay colegas más afines y se buscan posiciones para estar cerca unos de otros. A mi lado, a la izquierda se asentaba Curro, al otro lado Baena. Ninguno de los dos parece roncar, es muy a tener en cuenta para próximos días.

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